100 aniversario

Matadero: del «rastro de sangre» a referente cultural

El icónico espacio del distrito de Arganzuela celebra su centenario con un programa que une tradición y vanguardia

Reportaje con Carlos Batzan por los 100 años del Matadero
Matadero se ha convertido en un lugar de encuentro para la ciudadanía, el arte y los artistasDavid JarLa Razón

Son pocos los que pueden decir esa típica frase de «todo esto un día fue campo». A esta suelen seguirle recuerdos, experiencias y quizás algo de melancolía de tiempos vividos. Lo mismo que transmite el arquitecto Carlos Baztán cuando veinte años después pasea por Matadero. Aunque bien es cierto que a él y su equipo no llegó un campo, ni mucho menos un solar, el proyecto que se les venía entre manos estaría cargado de la responsabilidad, la ilusión y el trabajo que ahora les hace sentir esa satisfacción de haber formado parte de algo tan grande.

Matadero empieza a pensarse en los últimos años del siglo XIX, con mucho retraso respecto a otros mataderos públicos. Madrid contaba por entonces con distintos rastros de sangre, como se conocía a los mataderos que estaban especializados en el sacrificio de animales pero que no reunían las condiciones higiénicas, hasta que la historia del urbanismo de la ciudad vive un momento poco conocido, y que estalla cuando la máxima de los poderes públicos de la época es garantizar la seguridad a la ciudadanía. Es entonces cuando se decide crear una infraestructura que reúna las condiciones necesarias para lograrlo y se encarga a Luis Bellido, quien inspirado e impresionado por los modelos alemanes, especialmente de Berlín, completa la construcción en 1924. Desde su apertura en el mes de octubre de ese año, las labores industriales de procesado cárnico se desempeñaron en este gran espacio hasta 1995, fecha en que la actividad se trasladó definitivamente a Mercamadrid.

Construcción del Matadero Municipal en 1916
Construcción del Matadero Municipal en 1916LR

Dos años después, la edificación fue incluida en el Catálogo de Edificios Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, y en 2003, tras un detallado estudio de viabilidad, se le otorgó uso cultural. Ese fue el principio de la segunda vida del recinto. La edificación, de estilo neomudéjar en ladrillo y mampostería en piedra con decoraciones geométricas en cerámica, como era característico en la arquitectura industrial madrileña de su momento, había prestado servicio durante más de 70 años. En ese tiempo, la ciudad volvía a demandar nuevas estructuras para su abastecimiento y alimentación, propiciando que el recinto desalojado inspirara nuevos usos.

Estudios previos

Es ahí cuando entra en acción Baztán, que ya trabajaba para el Ayuntamiento, para encargarse de coordinarlo: «Alicia Moreno, delegada del Área de Gobierno de las Artes, nos reúne al consejo de dirección y tanto Juanjo Echeverría cómo yo teníamos claro que Matadero era una oportunidad para la ciudad», explica el arquitecto a este periódico. Estos consideraban que a la ciudad le faltaban instituciones de apoyo a la creación y que era una opción para acercarse a otras ciudades de Europa. «Creamos un equipo pequeño pero muy eficaz y profesional, pedimos asesoramiento en todas las áreas y empezamos a soñar despiertos». Desde finales de 2003 hasta 2006 hicieron estudios previos, levantamiento de planos, una investigación sobre el grado de originalidad que mantenían los edificios –todos lo eran exceptuando dos– y un plan especial de protección. «Todo tenía valor, así que establecimos el grado de conservación y transformación con todos los organismos habidos y por haber».

Reportaje con Carlos Batzan por los 100 años del Matadero
Reportaje con Carlos Batzan por los 100 años del MataderoDavid JarLa Razón

Madrid contaba ya con cerca de cien centros culturales, pero en la misma clasificación, por lo que decidieron establecer dos sistemas, uno de proximidad y otro de extensión. «Además, establecimos que Conde Duque estaría dedicado a la memoria, Cibeles a la ciudad y este a la creación. Aquí no habría bienes culturales, habría actividad y no solo exhibición, también de reflexión, relación y producción». En otras palabras, le dieron a la ciudad lo que le faltaba, un lugar en el cual los creadores pudieran dirigirse a la administración (Intermediae), un complejo teatral que tuviera un espacio de configuración variable con salas de ensayo o un centro de diseño, entre otras. «Logramos hacerlo y es lo que estamos viendo».

Colonia del Pico del Pañuelo

Para José Luis Romo, director artístico de Matadero, Intermediae fue mucho más que un proyecto innovador porque explicó a los vecinos y artistas cómo un centro de creación contemporánea iba a mejorar su vida y animar a los vecinos a acercarse al centro. «Matadero es muy importante en Arganzuela porque los pisos de enfrente, conocidos como Colonia del Pico del Pañuelo, se construyó para albergar a los trabajadores», apunta. En la actualidad, este centro metropolitano con vocación internacional también recoge a muchos de los vecinos. «Creo que es algo que los vecinos han hecho suyo y que lo convierte en un lugar tan especial».

Actualmente es un centro de creación contemporánea que cuenta con una residencia artística a la que vienen artistas de todo el mundo, una escuela cine dónde se forman creadores del audiovisual que no tienen recursos, cineteca, celebran Documenta Madrid, el mayor festival de cine de la ciudad... entre otras muchas propuestas. «Seguimos con esa estela de creación pero para nosotros también es muy importante la plaza de Matadero, un lugar de encuentro para la ciudadanía donde celebramos el Día de la Música, San Isidro o Navidad. Me encanta trabajar en esas dos exhibiciones», sentencia Romo.

José Luis Romo, actual Director Artístico de Matadero
José Luis Romo, actual Director Artístico de MataderoJESUS UGALDE

La celebración de sus cien años arrancará el próximo 24 de octubre con una serie de eventos que destacan la historia y el impacto cultural del recinto. El depósito de agua, símbolo de Matadero, será iluminado por una instalación artística hasta el 27 de octubre. Nave 0 acogerá una exposición inmersiva que recorre los 100 años de Matadero mediante proyecciones y diseño lumínico de David Pérez. El programa incluye exposiciones fotográficas, mesas redondas con arquitectos sobre la transformación del espacio y talleres para niños. También habrá música en Plaza Matadero, destacando DJs y la Creativa Junior Big Band, además de performances que exploran la memoria del Matadero. Cineteca proyectará películas rodadas en el recinto, como «La buena estrella» y «Matador», con presentaciones de expertos. Los eventos buscan conectar pasado, presente y futuro del Matadero, combinando arquitectura, arte y cultura en un espacio emblemático para la ciudad.