
Entrevista
Objetivo: recuperar el color perdido de Madrid
Hablamos con Xabier Unibaso, autor de «Madrid Coloreado», un libro de imágenes antiguas coloreadas por él mismo digitalmente

Xabier Uibaso nació en Bilbao, pero después de vivir siete años en Brighton (Inglaterra) sintió que necesitaba un cambio y pensó en Madrid. Hacer la prueba del que podría ser su nuevo hogar, en época de Navidad, cuando la Gran Vía es un tumulto, fue sin duda una prueba de fuego. Pensó que no era su lugar, que jamás podría vivir aquí, pero de esto hace ya quince años. Lo que no se imaginaba es que su vida y su día a día giraría en torno a la ciudad, su historia y sus protagonistas. Su conexión con las fotografías empezó ya en Inglaterra, donde en los «flea markets» de antigüedades compraba instantáneas casi al peso. «Me parecía inquietante pensar que esas personas capturadas posiblemente ya no estaban entre nosotros e imaginar cómo sería su vida», cuenta a este periódico. Entonces llegó a Madrid y decidió centrar el que por entonces era un «hobby», en coleccionar sólo fotografías de la ciudad que ahora era su hogar. «Siempre he querido verlas en color, así que decidí recuperar su color perdido». Así, de forma digital empezó una tarea que lleva desempeñando desde entonces.
Algo bastante común, desde los mismos orígenes de la fotografías cuando los propios fotógrafos del siglo XIX no podían captar los colores reales y recurrían a otras técnicas, incluso al coloreado manual. «Es algo providencial el coloreado de la fotografía de Sorolla, a principios del siglo XX. Cuando una Nochebuena está con su familia en casa de Antonio García Peris, su mecenas, y con el que empezó a trabajar coloreando fotografías a mano», relata. Es ahí cuando el pintor conoce a Clotilde, hija de García Peris y que se convertiría en su mujer, convirtiéndose en un hecho providencial que cambia su vida. «Fue cuando coloreé la instantánea de esa cena, pensando se había tomado en Madrid, cuando descubro que era en Valencia y se me despierta el gusanillo de seguir investigando. Esa la hice de forma rudimentaria, pero encontré un programa que sigo utilizando a día de hoy y que me gusta porque solo colorea la imagen, no te permite modificarla».
Son muchas las que ya ha coloreado, reconoce que son imposibles de contar. El trabajo en cada una de ellas depende mucho de lo de captado y puede variar desde unas horas hasta semanas. «Hay fotografías muy elaboradas, con muchos detalles, retratos que cuesta más sacar algo de provecho que igual en una grupal en nada que coloreas el fondos, ves algo. Influyen muchos factores». En cuanto a la elección de los colores hay cosas que se pueden deducir, otras que requieren un trabajo de investigación previo y algunas en las que improvisar o fiarse de la intuición. «El problema de la fotografía en blanco y negro es que nunca te da un color, te da un tono. Ahí está tu criterio para elegir qué gamas de colores elegir», apunta.
Sus trabajos los va colgando en sus redes sociales, donde ya supera los 36.000 seguidores en X (@madridcoloreado) y casi alcanza los 8.000 en Instagram (@madridtourmisterio), dónde además publica las diferentes visitas guiadas que él mismo organiza para conocer al lado desconocido o la cara oculta de la capital. Este verano decidió emprender un nuevo viaje, un viaje al pasado en busca del color perdido que ha recogido en su libro «Madrid Coloreado». Pero Unibaso no quiere calificarlo como tal, sino como una máquina del tiempo. «A través de una selección de fotografías, coloreadas digitalmente, doy la posibilidad de recorrer un Madrid que ya no existe. Adentrarnos en edificios desaparecidos, caminar entre calles irreconocibles y confundirse con los habitantes de una población de la que sólo queda el recuerdo», explica. De forma cronológica, Unibaso ha dado vida (además de color) a instantáneas de momentos históricos vividos en la ciudad. «Porque la vida nunca ha sido en blanco y negro».
Sus páginas abarcan desde mediados del siglo xıx hasta los años setenta del siglo pasado, acompañadas de insólitas anécdotas y curiosidades. Entre las más emocionantes de colorear reconoce que están las de Federico García-Lorca, aún sonriente durante la Segunda República, o las visitas de las juventudes hitlerianas y Heinrich Himmler a Madrid, ultimando los detalles de la reunión que iban a tener en Hendaya Franco y Hitler. Sin embargo, hay una bastante especial e importante para el autor: «Estaba coloreando una instantánea bastante siniestra, captada en la Iglesia del Carmen, en la que aparece un grupo de personas posando con calaveras y restos óseos. Investigando su contexto descubrí una conexión familiar». En esta instantánea se basaron para incriminar a algunas personas en la Causa General. Esta es sólo una de las historias que pueden contemplarse en su libro, en el que ha sido fiel a la historia excepto en una imagen en la que ha aportado un color que no existió. ¿Averiguarán cuál es?.
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