Espacio SOLO

El perro robot que "defeca" críticas de arte gracias a la Inteligencia Artificial

Mario Klingemann presenta su última obra: un terrier que genera textos gracias a la inteligencia artificial

La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. Uno de los sectores que se ha visto afectado por esto ha sido el artístico, donde ha cambiado de forma drástica los procesos creativos. Cada vez son más los artistas que están incluyéndola en la creación de sus obras y uno de los pioneros es Mario Klingemann. El artista alemán presentó ayer en la capital su último trabajo, A.I.C.C.A. (Artificially Intelligent Critical Canine) desarrollado junto a ingenieros madrileños. Un robot con forma de perro terrier capaz de generar breves textos sobre las obras de arte que observa. Lo hizo en elespacio SOLO, espacio expositivo de la colección del mismo nombre con los que ha trabajado antes gracias a un programa de apoyo con el que cuentan y que está dirigido a apoyar las nuevas tecnologías.

Aunque no tiene nada que ver con las obras que ha realizado hasta ahora, centradas en la imagen, Klingemann no siente que haya sido un gran cambio. «Siempre me ha llamado la atención la información, los datos, buscar puntos en el mapa donde poder explorar. Y a través del código y la inteligencia artificial invitar a estas herramientas a llevarme a lugares nuevos». Algo que dice haber logrado a través de la imagen, el lenguaje y ahora, con esta obra escultural y performativa. A.I.C.C.A. es el reflejo de su fascinación por la intersección del arte y la tecnología y con ella da un paso más en su práctica artística donde por primera vez incorpora la robótica. «Me interesa la idea de que el mundo del arte tiene mucho de teatro y espectáculo. Una gran parte es seria y con todo el sentido del mundo; pero otra parte es más de juego y de entretenimiento», y añade, «quería hacer una obra que en cierto modo formase parte de eso a la vez que provoca debate sobre eso».

El resultado es una «performance», un autómata o un «agent provocateur» que llega en el momento en el que más se está hablando y cuestionando la inteligencia artificial. Algo que el artista pretende tratar con humor, y que a través de este invitado «VIP» atraer a las ferias de arte, museos o espacios como es SOLO a más personas con su visión única. La mezcla perfecta de humor, crítica y la provocación de conversación.

Todo comienza a través de su ojo crítico: las cámaras de sus ojos. «Esto le permite navegar en el espacio e identificar una obra en la pared». Después el turno del «machine learning» o el aprendizaje automático. «Hay tecnología dentro del perro robot pero también este se conecta con servidores exteriores para poder complementar todo el proceso de observar la obra, elegirla y convertir lo que entiende de ella en una crítica escrita», explica. Un aprendizaje que conlleva entrenar a la maquina con infinidad de imágenes de ferias de artes, lugares donde se puede encontrar arte expuesto y bancos de imágenes o datos que pueden alimentar los modelos de inteligencia artificial. «A.I.C.C.A toma en cuenta la composición, el color, las formas, incluso la semántica visual para reconocer símbolos, objetos que aparecen e incluso diferentes estilos artísticos». Con toda esta información crea un «prompt» –indicaciones para que realice una acción–, conecta con Chat GPT y como simulando que defeca el robot genera la crítica.

La intención es que el texto generado por el robot se lea como una crítica de arte. Su base de aprendizaje ha sido mucho texto sobre arte, con cierto vocabulario técnico. En ocasiones llegando a ser pretencioso o fingiendo ese tono de sabiduría de un crítico de arte. Pero Klingemann resalta la importancia de hacerse preguntas, darle sentido y comparar lo que esa crítica dice con lo que cada persona piensa sobre esa obra. Para la ocasión, A.I.C.C.A. se deslizó sobre su plataforma de ruedas por la colección SOLO y posó su lente negra en «I am a victim of social labels» del artista español Grip Face. Después de una pequeña «performance» de no más de cinco minutos, este robot defecó la siguiente crítica sobre el cuadro que rebautizó como «Estado colapsado». «El cuerpo parece estar en estado de colapso perpetuo como si todas las articulaciones hubiesen sido desarticuladas. Presenta una falta general de coordinación que refleja la condición una completa desorientación y soledad», comenzaba esta, «La mano se asemeja a uno de esos gestos que acompañan intentos tímidos de comunicación aunque el significado que aquí parece escapar a nuestra comprensión».

La visión del artista sobre el doble papel, como facilitadores pero también guardianes, de los críticos de arte nutre este proyecto, que cuestiona las evaluaciones sobre la calidad y el valor del arte. A lo que sumar la subjetividad humana, los prejuicios sobre la IA y las repercusiones sociales de los contenidos creados por bots son algunas de las cuestiones con las que comenzar un diálogo.

Inspirado en los autómatas del XVIII y XIX

A.I.C.C.A. se concibe como un artista que itinerará por espacios de arte, exposiciones y ferias de todo el mundo. La pieza de inspira en parte en Electric Monk, un robot diseñado como asistente de su dueño, creado por el escritor de ciencia ficción cómica Douglas Adams. En una época de sobrecarga visual y disminución de la capacidad de atención humana, Klingemann sugiere con ironía que «parece haber un hueco para las máquinas que prestan atención». La mirada irónica de este robot tendrá su expresión en Twitter donde publicará sus críticas en su cuenta: @_AICCA_