Gastronomía

Parque Bar Botánico: el restaurante viajero que no puedes perderte este verano en Madrid

Aquí cambiamos la brisa del mar por el frescor de la vegetación. Ofrece una carta de cocina mediterránea con guiños argentinos

Deben probar las delicias que hace el bar manager, Alan Parrilli, tras la barra
Deben probar las delicias que hace el bar manager, Alan Parrilli, tras la barraLR

¿Recuerda cuando las olas de calor eran algo extraordinario? Pues con la que viene ya llevamos tres este verano y, lejos de acostumbrarnos a ellas, solo nos queda cruzar los dedos, cobijarnos y esperar a que pase. La naturaleza cada año sube un puntito la temperatura de este horno. No hay quien pueda con la urbe madrileña, por muy gato que se sea. En verano, y sin mirar atrás, los que pueden corren hacia las costas en busca de esa brisa marina que refresca el cuerpo y la mente.

Sin embargo, si se queda en esta jungla de asfalto tiene que ser fuerte y no caer en el hastío –como consejo, no miren las redes sociales de ese amigo que tiene complejo de Willy Fog y da la vuelta al mundo de manera compulsiva–. Si para usted el verano empieza y termina en la capital –lo primero, mucho ánimo– debe saber que hay espacios que llevan a paraísos naturales y estampas de postal, al menos por unas horas. Como saben, servidor solo sabe volar a esos sitios a través del estómago, territorio por el que se me conquista una y otra vez. Y en la capital, en un abrir y cerrar de ojos podemos pasar del asfalto a la vegetación más abrumadora.

En Parque Bar Botánico (Basílica, 17), a solo unos minutos de Nuevos Ministerios, cambiamos la brisa del mar por el frescor de la vegetación, que inunda cada rincón del establecimiento. El comensal se abre paso en un restaurante en el que la gastronomía, la coctelería y la naturaleza se dan la mano. Con la riqueza natural como hilo conductor, propone un viaje alrededor del mundo de la mano de una propuesta gastronómica y coctelera única en un oasis de tranquilidad. Este establecimiento, cuya casa madre se encuentra en Buenos Aires, se divide en dos plantas, la inferior con barra, y con una coqueta terraza perfecta a espaldas de la calle Orense para disfrutar en cualquier época del año. La naturaleza juega un papel muy importante en la decoración, el concepto y la oferta gastrococtelera.

Sentados a la mesa, Parque Bar ofrece una carta de cocina mediterránea con guiños argentinos firmada por el chef Manuel Porillo. Un picoteo perfecto para los paladares más viajeros, donde podemos probar ensaladilla de pulpo, ceviche –con leche de tigre, maracuyá y patacones–, empanada de chorizo criollo o croqueta de cabrales. Como buen argentino, la parrilla juega un papel fundamental: aquí destaca el pulpo a la brasa –glaseado con una reducción de jugo de cocido y acompañado de col salteada en ajo y pimentón y revolconas de boniato–, una combinación de mar y montaña con sabor español, o la tira de asado, con una original presentación. Los más carnívoros tienen en la smash burguer la mejor opción. Entre los postres, no podían faltar el panqueque de dulce de leche, con melaza de PX, chai y nuez pecana garrapiñada; la tarta de queso azul y la pavlova. Para aquellos que siempre van con prisa y que no quieren calentarse los sesos –más de lo que el mercurio se los calienta–, ofrece también un menú del día (15 €), que incluye entrante, principal, postre y café, disponible los mediodías de martes a viernes.

Si creen que en coctelería lo han visto todo, deben probar las delicias que hace el bar manager, Alan Parrilli, tras la barra. Parrilli ha diseñado diez cócteles de autor que giran alrededor del mismo eje: un viaje por parques naturales de todo el globo, enclaves privilegiados que sirven como inspiración estética y como fuente de sabores y aromas. Tragos que rinden homenaje a destinos como Parque Tayrona (Colombia), Arevik (Armenia) o Shiretoko (Japón). Una auténtica locura visual y gustativa. Más allá de esto, también se puede disfrutar de una selección de cócteles clásicos, de más de 100 referencias de destilados premium y de un apartado especial llamado la «línea de tiempo» de Negroni, en el que se explica la historia de mezclas como Mito, Americano o Negroni.

Recuerden, viajar siempre se puede viajar. Otra cosa es que no sea como exactamente lo habíamos imaginado.