Fuera de Plano
La polarización verde en Madrid: ¿árboles de izquierdas o de derechas?
A tres meses de las elecciones, un «arboricidio» por la línea 11 de Metro es otra baza que darle a la izquierda para regar sus protestas
La tala de árboles para acometer obras del Metro se ha convertido en la penúltima batalla preelectoral en Madrid. Los vecinos del parque de Arganzuela se han concentrado para protestar por la tala de 240 especies para dejar lugar a la entrada del suburbano dentro de los parques de Madrid Río, y la oposición ha aprovechado la ocasión para atacar al alcalde, José Luis Martínez-Almeida. El regidor había convertido los buenos datos de calidad del aire en la ciudad en uno de los principales argumentos de su campaña. Demostrar que la izquierda no tiene la bandera medioambiental ha sido uno de sus objetivos hasta que la decisión del consejero de Transportes, David Pérez, ha ensombrecido sus aspiraciones.
A tres meses de las elecciones, un «arboricidio» es otra baza que darle a la izquierda para regar sus protestas. Y así ha ocurrido esta semana en la que el alcalde ha recogido la maleza de la «precipitación del consejero», según afirman en Sol. La presidenta, Isabel Díaz Ayuso, le hizo recular consciente de que cualquier movimiento apresurado es un riesgo innecesario, sobre todo, con la marea blanca en la calle.
No parece que Pérez, reconocido casadista, vaya a echar raíces en el próximo Gobierno, según barruntan en el PP de Madrid, por lo que la aplicación del fungicida fue una decisión rápida. En un comunicado difundido a las pocas horas del conflicto, el Ejecutivo regional anunció que paralizaba la tala que afecta a la hilera de plátanos de sombra, y que modificará el proyecto de ampliación de la Línea 11 de Metro.
La polarización que caracteriza la política madrileña se ha recrudecido con la polémica de la tala. Mientras el Ministerio de Transportes, a través de ADIF y Cercanías, se llevó por delante 1.193 árboles, los movimientos vecinales y ecologistas callaban. Quizás drenaban su ira contra el PP. Para los organizadores de protestas parece que hay árboles de izquierdas y de derechas: pinos liberales y alcornoques progresistas, dependiendo de quien los plante o los trasplante.
Lo que debiera ser un motivo de satisfacción para los ciudadanos, como es una nueva parada de Metro, se convirtió en un nuevo frente para Almeida, responsable del cuidado de los jardines, y para Ayuso, impulsora de la infraestructura. Modificar el proyecto talando árboles no ha sido la decisión más acertada, interpretan en el Grupo popular, donde se preparan ya para floración de la oposición a cuenta del conflicto.
La reacción de los populares no se hizo esperar y han buscado contraprogramar con el «abandono» de la red de Cercanías en la Comunidad por parte del Gobierno. En la primera planta de Génova tocaron a rebato y diputados, alcaldes, concejales y cargos de la formación se concentraron ante el Ministerio de Transportes para denunciar que «Sánchez castiga a nuestra región con menores inversiones». Los codazos por salir en la primera fila de la foto fueron la comidilla de la protesta, especialmente la de aquellos alcaldes no ratificados aún de cara a su repetición electoral. Allí estaban la alcaldesa de Pozuelo, Susana Pérez Quislant o el de Las Rozas, José de la Uz, asomando la cabeza para la instantánea a la vez que impulsaban la campaña contra el presidente, Pedro Sánchez.
Los retrasos y averías constantes en la red de Cercanías son el nuevo motivo de confrontación que la presidenta de la Comunidad ha encontrado para atizar al jefe del Ejecutivo. Y es que de cara al 28-M, Ayuso quiere dejar claro que los problemas con los trenes que dejan a miles de madrileños colgados en sus trayectos son sólo culpa del PSOE. La ofensiva pasa por multiplicar las protestas e instar al Ejecutivo a ejecutar el Plan de Accesibilidad y Mejora, dotado con 5.000 millones de euros, pieza clave para los accesos en la corona metropolitana de la Comunidad. Los municipios socialistas, afectados especialmente por el abandono de estas infraestructuras, han dado la callada por respuesta ante los perjuicios causados a los ciudadanos de sus territorios. Pese a la precariedad de la red, los ediles del PSOE han preferido sumarse al conflicto sanitario en su estrategia de desgaste a la popular, una circunstancia que no ha pasado inadvertida en la formación madrileña, donde ya trabajan con el objetivo de alargar la confrontación con Sánchez hasta mayo. «Esto no es una casualidad, una decisión equivocada de los técnicos, un conflicto puntual. Se trata de una campaña del Gobierno para boicotear a Madrid y a los madrileños», aseguran en Génova.
A su vez, los populares debatirán el jueves una proposición de Ley en la que denunciarán que el Ministerio de Transportes lleva castigando a los madrileños sin inversión alguna durante cinco años, con el consecuente deterioro en el funcionamiento. Las protestas de diputados, cargos, ediles y candidatos populares se repetirán a lo largo de la campaña si el Ministerio de Transportes no atiende las demandas de Sol. Algunos lo harán con más entusiasmo, incluso, tras ser confirmados para las elecciones de primavera. El último Pleno de la Asamblea es el 23 de marzo y se prevé que para esas fechas, la presidenta anuncie el nombre de los aspirantes en los municipios con mejores expectativas de voto. Se avecinan podas por el noroeste.
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