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Reportaje

Recoletos, el paseo donde viven los libros

Los sábados de la Feria del Libro Antiguo se celebran visitas guiadas que revelan el alma literaria del bulevar

La Feria del Libro Antiguo del Paseo de Recoletos celebra su 47ª edición JESUS G. FERIAPHOTOGRAPHERS

Pocos rincones de Madrid atesoran una relación tan íntima y longeva con los libros como el Paseo de Recoletos. Este emblemático bulevar, que conecta Cibeles con Colón, es más que un simple espacio urbano: es una pasarela de historia, literatura y tertulia que cobra vida cada primavera con la llegada de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Juan Carlos González, historiador y alma de Carpetania Madrid –una asociación que desde hace más de 25 años recorre la ciudad con una mirada más cultural que turística–, lo resume con pasión: «Recoletos ha estado siempre vinculado a los libros. Aquí se celebró la primera Feria del Libro en 1933, durante la Segunda República, como parte de la Semana Cervantina. Ya entonces había megafonía, presencia de autoridades, de intelectuales… Fue el germen de lo que hoy conocemos en El Retiro».

Este año, esa conexión se fortalece gracias a las visitas guiadas gratuitas organizadas por Carpetania durante los tres sábados que dura la feria, bajo el nombre «Los sábados de Recoletos». Son paseos que, en palabras de Juan Carlos, «recorren esos más de 600 metros desde Cibeles hasta Colón para contar la historia del paseo, pero también la de sus personajes, sus cafés, sus libros y sus anécdotas». Mientras el vecino Paseo del Prado ha ganado fama internacional como el «Paisaje de la Luz» por su concentración de museos y fuentes ornamentales, Recoletos conserva un encanto más literario. Juan Carlos nos recuerda que «durante una época se llamó Copacabana, luego Calvo Sotelo tras la Guerra Civil, y fue con la democracia, bajo Tierno Galván, cuando recuperó su nombre original: Recoletos».

Feria del Libro Antiguo del Paseo de Recoletos.JESUS G. FERIAFotógrafos

A lo largo de este paseo han transcurrido episodios clave de la vida cultural madrileña. En sus bancos y terrazas se sentaron escritores como Azorín y Baroja, que según cuentan en sus memorias se conocieron por primera vez aquí. El Café Gijón, punto de encuentro de tertulias legendarias, también forma parte de esta geografía emocional de los libros. «Este año, la feria rinde un pequeño homenaje a Mario Vargas Llosa, Premio Nobel y asiduo del Gijón», apunta el historiador. Y no puede faltar la Biblioteca Nacional, una de las joyas del recorrido, ni la estatua de Valle-Inclán, otro símbolo de la presencia literaria en este bulevar. Incluso el Palacio del Marqués de Salamanca, que da nombre a una de las zonas más selectas de la capital, fue en su día un epicentro del coleccionismo bibliófilo, con una biblioteca dedicada exclusivamente a ediciones del Quijote.

Feria del Libro Antiguo del Paseo de Recoletos.JESUS G. FERIAFotógrafos

La 47ª edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Madrid, organizada por la Asociación de Libreros de Lance, se celebra del 1 al 18 de mayo, en horario ininterrumpido de 11:00 a 21:00. Participan 37 librerías especializadas de toda España, con presencia destacada de establecimientos de Madrid, Barcelona, Sevilla, Pamplona, Granada, Salamanca, Segovia, Zaragoza, Huesca y Valencia. Con miles de ejemplares a la venta, desde ediciones de un euro hasta incunables y primeras ediciones firmadas, la feria se convierte durante casi tres semanas en la librería de fondo más grande del país. María José Blas Ruiz, presidenta de la Asociación, lo resume así: «Esta feria no solo es la más importante de su especialidad en España por volumen de ventas, también lo es por la calidad y diversidad de lo que se ofrece. Nos visitan desde coleccionistas hasta curiosos, todos encuentran algo». Entre las joyas que pueden encontrarse hay libros descatalogados, manuscritos originales, grabados, mapas, revistas antiguas, cómics, libros de ocasión y los famosos «restos de edición», también conocidos como libros de saldo.

Este año, la feria rinde homenaje al poeta Antonio Machado con la edición conmemorativa de «La Guerra», su último libro publicado en vida. Se trata de una cuidada reedición con los textos originales de 1937 e ilustraciones reinterpretadas por el caricaturista madrileño Raúl Fernández Calleja, conocido como Raúl. La obra estará disponible en la caseta de información y se presenta con una carpeta especial, firmada y numerada, que recoge una selección de 12 de los 50 dibujos realizados por el artista.

El cartel de esta edición, obra de Teresa Valero, también hace un guiño al legado machadiano. Representa a dos mujeres unidas a través del tiempo por la lectura de un mismo libro. «¿Quién leyó estos libros antes? ¿No es un milagro que el billete para viajar en el tiempo sean las simples páginas de un libro?», reflexiona la autora. Valero estará firmando carteles durante los tres sábados de feria, mientras que Raúl lo hará los días 3 y 17 de mayo, con demostraciones de dibujo en vivo.

Feria del Libro Antiguo del Paseo de Recoletos.JESUS G. FERIAFotógrafos

Los sábados, se pasea

Los paseos guiados por Juan Carlos González se han consolidado como una de las propuestas culturales más singulares del evento. Gratuitos y de aforo limitado, arrancan desde el punto de información de la feria. El primero tendrá lugar hoy sábado 3 de mayo a las 11:00 horas, y los siguientes los días 10 y 17 de mayo a las 11:30. «Es una manera de vivir la feria más allá de las casetas, de entender cómo los libros han tejido la historia de esta calle», explica el historiador.

Durante algo más de hora y media, los asistentes descubren cómo personajes como Emilia Pardo Bazán –que menciona este trayecto en sus novelas– o la pintora Maruja Mallo, protagonista de una próxima exposición en el Reina Sofía, forman parte de esta estampa cultural. «Hay novelas ambientadas aquí, pero falta que alguna serie o película lo reivindique, como ha hecho «La casa de papel» con el Banco de España», bromea Juan Carlos.

Para viajar en el tiempo

La Feria del Libro Antiguo del paseo de Recoletos no es solo un mercado, es una cápsula del tiempo. Entre las casetas se mezclan estudiantes, coleccionistas, abuelos con nietos y turistas despistados que descubren, sin esperarlo, un fragmento vivo de la historia de Madrid. Como recuerda la presidenta Blas Ruiz, «aquí uno puede llevarse a casa una primera edición de Machado o un tebeo de los años 50. Es una experiencia irrepetible».

Y todo ello en uno de los paseos más bellos y literarios de la capital. Recoletos, con sus plátanos de sombra, sus cafés centenarios y sus estatuas discretas, sigue siendo el lugar donde las palabras encuentran refugio.