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Vecinos de Montecarmelo frenan la tala de árboles por el cantón
El Ayuntamiento inició trabajos preliminares en la parcela, pero la presión vecinal y la falta de consenso acabaron por paralizarlos

La tensión continúa en Montecarmelo. El pasado miércoles, un grupo de vecinos logró paralizar temporalmente la tala de árboles en la parcela de 10.000 metros cuadrados donde el Ayuntamiento de Madrid prevé construir un nuevo cantón de limpieza. Lo que comenzó como una intervención técnica con operarios delimitando la zona y marcando ejemplares, derivó en una escena de protesta vecinal, con presencia policial incluida. Según relatan testigos y la asociación vecinal, varios técnicos municipales llegaron a la parcela a primera hora para iniciar labores de señalización y marcaje de árboles, algunos de los cuales estaban destinados a la tala.
Los vecinos, que desde hace más de un año se oponen a la ubicación del cantón, se presentaron rápidamente en el lugar. Algunos se interpusieron entre los operarios y los árboles, reclamando los permisos necesarios para iniciar los trabajos. Al no obtener respuesta, llamaron a la Policía Municipal. Finalmente, los agentes desplazados apartaron a los manifestantes del perímetro, permitiendo que se retomaran algunas tareas. Sin embargo, tras la llegada de la concejala socialista Emilia Martínez, que comprobó in situ la documentación autorizativa, y tras la creciente presión vecinal, la empresa subcontratada por Urbaser decidió detener los trabajos. «Había más policías que vecinos. Es una demostración más del abuso que está teniendo el gobierno municipal, dando la espalda a los vecinos», dice a este periódico el portavoz de la plataforma, «no se trata de un tema político, la mayoría de vecinos son votantes del Partido Popular, sino de un problema vecinal».
Hasta ese momento, se habían talado ya un total de 23 árboles —melias, moreras y olmos— que, según informes técnicos, estaban muertos o en avanzado estado de deterioro.
El proyecto del cantón ha centrado buena parte del debate municipal en los últimos meses. Mientras el equipo de Gobierno, encabezado por el alcalde José Luis Martínez-Almeida, defiende que se trata de una infraestructura «imprescindible» para mejorar las condiciones laborales de los operarios de limpieza, los vecinos y toda la oposición municipal —Más Madrid, PSOE y Vox incluidos— rechazan frontalmente su ubicación. La principal crítica vecinal reside en la pérdida de una zona verde situada junto a centros educativos como el Colegio Alemán, Santa María la Blanca y la escuela infantil Sol Solito. También denuncian que el tránsito previsto de vehículos —se habla de hasta 80 camiones diarios— alterará de forma significativa la vida en esta área residencial.

El Ayuntamiento insiste en que por ahora no se han iniciado las obras del cantón, sino únicamente actuaciones preliminares como el trasplante y tala de árboles, necesarias según los técnicos por razones estacionales. Martínez-Almeida recalcó que el proyecto aún no está licitado y que el Consistorio está abierto al diálogo: «Queremos un acuerdo con los vecinos, pero también queremos un cantón de limpieza que dignifique el trabajo de los operarios», declaró. Desde la oposición se ha criticado la «falta de transparencia» y el «empecinamiento» del equipo de Gobierno. Rita Maestre (Más Madrid) calificó el plan como «un despropósito», y Emilia Martínez (PSOE) recordó que se propuso una alternativa consensuada en una parcela industrial de Las Tablas, desechada por el Ayuntamiento. Vox, por su parte, denunció un «atropello urbanístico» y reclamó parar cualquier actuación hasta alcanzar un acuerdo con el vecindario.
La jornada culminó con una moción de urgencia en el Pleno del distrito Fuencarral-El Pardo, presentada por el grupo socialista, solicitando la paralización de todos los trabajos en la parcela hasta llegar a una solución pactada. Mientras tanto, la Plataforma de Afectados por el Cantón del Noroeste anuncia nuevas concentraciones y acciones informativas. La batalla por Montecarmelo continúa. «Seguiremos demostrando que lejos de agotarnos, el barrio está más unido que nunca. Estamos indignados y esto sólo ha sido el detonante para unirnos y reforzar más nuestra idea y posición de que las cosas no se están haciendo bien», sentencian desde la asociación vecinal.
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