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Medio Ambiente

Barrios solares

El autoconsumo compartido empieza a despegar en España. La idea de crear barrios solares se basa en que cada vecino pague una cuota y pueda restar de su factura los kilovatios de una planta solar instalada en la azotea de algún edificio público. Esta incipiente modalidad permite ahorros de hasta el 40% en los costes y es básica para países como España, donde más del 60% de la población vive en bloques

Instalaciones de autoconsumo compartido
Instalaciones de autoconsumo compartidoLa RazónLa Razón

El 2019 ha pasado a la historia por ser el gran año del autoconsumo. Es verdad que la solar fotovoltaica se disparó en todas sus vertientes. De hecho, se multiplicó por diez el número de MW instalados en grandes plantas, alcanzando los 3.975 MW. Pero también es verdad que el autoconsumo duplicó sus cifras y acabó el año con 459 MW. De ellos, prácticamente un 90% fueron proyectos de pymes del sector servicios. Con la a crisis económica que planea tras el coronavirus sobre la pequeña y mediana empresa, la patronal Unión Española Fotovoltaica (UNEF) lleva semanas advirtiendo del posible parón que puede sufrir el sector.

Una opción que puede ayudar a asentar las bases del futuro modelo de generación distribuida de la energía es el autoconsumo compartido. Sobre todo si tenemos en cuenta que más del 60% de la población vive en bloques de apartamentos en la Península. Las llamadas comunidades energéticas locales son una realidad incipiente en España. De hecho hay unos cuatro proyectos de barrios solares encima de la mesa. Y es que hasta el el RD-ley 15/2018 el autoconsumo compartido no estaba permitido.

«Hay una dificultad básica para que la fotovoltaica entre de forma masiva en las ciudades. Primero que en las comunidades de vecinos tiene que haber acuerdo entre al menos el 50% de las propietarios. Luego hay que tener en cuenta que muchos bloques no tienen espacio suficiente en sus tejados. Los edificios no están diseñados para ello. Sin embargo, al mismo tiempo hay centros cívicos y otros edificios públicos en los barrios que permitirían instalar allí los paneles fotovoltaicos», explica Carlos Pesqué, del área de Energía y Personas de la Fundación Ecodes.

EDIFICIOS PÚBLICOS

Hace unas semanas la Fundación presentaba su proyecto de barrio solar, en el que trabaja en colaboración con el ayuntamiento de Zaragoza y la empresa EDP. El proyecto consiste en la instalación de plantas fotovoltaicas en edificios comunitarios del barrio que generarán 150.000 kWh anuales y darán servicio servicio a entre 150-200 familias que vivan en los alrededores. «La normativa exige que los participantes se localicen dentro de un límite de 500 metros alrededor de la instalación. Cada vecino pagará un cuota mensual y se beneficiará de una reducción de costes en su consumo. Los costes de las instalación correrán a cargo de EDP, que recupera la inversión en unos 15 años gracias a esas cuotas individuales. Además, una de las bases de este proyecto es la solidaridad, ya que un 10% de las familias participantes estarán en situación de vulnerabilidad y no pagarán ninguna cuota. «Se quiere integrar al pequeño comercio e, incluso, a pequeñas empresas que quieran autoconsumir. Estas se pueden plantear una instalación más grande dando servicio a los vecinos», continúa Pesqué. Se ha calculado que el barrio solar evitará la emisión de 40.000 kilos de CO2 al año.

Este proyecto de autoconsumo compartido pretende minimizar los excedentes y evitar vender a la red. «Cada familia tiene asignada una potencia. Para los vecinos es sencillo, porque no tienen que cambiar de compañía. Esta lee los contadores y resta a cada beneficiario la potencia que le corresponde. Al final el ahorro está en torno al 25-3′% de la parte del consumo de la factura eléctrica, afirma el técnico.

COOPERATIVISMO

«Hemos participado en el proyecto europeo PVP4Grid y una de las conclusiones es que esta modalidad del autoconsumo compartido puede suponer en España una reducción de hasta el 40% en los gastos totales anuales de inversión inicial. Hablamos en términos de la instalación de fotovoltaica y baterías y de los costes asociados al consumo de energía de la red y otros fijos de mantenimiento de la instalación», matiza Jose Donoso, director general de UNEF, quien confirma que la Comunidad Valenciana encabeza la incipiente lista de proyectos de comunidades energéticas.

De hecho, otro de los primeros proyectos en tramitación es el que está comenzando la cooperativa y comercializadora Enercoop en el municipio de Crevillent (Alicante).

Y es que la tradición de cooperativas energéticas tiene casi un siglo en Valencia. «Hay 20 distribuidoras eléctricas cooperativas en la Comunidad. La nuestra data de 1925 y, al principio, cubría sólo las necesidades energéticas de industrias como las de fabricación de alfombras», explica Joaquín Mas Belso, director general de Enercoop. Su proyecto de autoconsumo compartido se basa en aprovechar los tejados de los edificios del ayuntamiento y el suelo de alguna pequeña parcela de la zona periurbana del municipio de Crevi

Estas instalaciones de autoconsumo permiten obtener energía que los vecinos aprovechan de forma colectiva

llent para que 11.000 familias puedan disfrutar de ahorros en su factura de la luz. Todo gracias a la producción fotovoltaica. Los coopeativistas no tendrán que hacer ninguna inversión para la instalación y disfrutarán de los ahorros desde el primer día. Además como la normativa exige que los beneficiarios estén en un radio de 500 metros del punto de generación, van a instalar un primer piloto al que luego seguirán otros hasta alcanzar las 25-30 instalaciones de entre 50-100kW en edificios. A esto se sumará unas 4-5 plantas en suelo de 1MW de capacidad. Todo esto de aquí a 2030, año en el que también quieren tener integrado un sistema de almacenamiento que evite la máximo el excedente de energía. «El Levante tiene la característica de que no hay disponibilidad de suelo donde levantar grandes plantas de producción fotovoltaica. Además, creemos que más que panelar España es más interesante aprovechar los espacios antropizados, es decir, las manchas urbanas para no impactar sobre el territorio», detalla Belso.

RETRASO

Los barrios solares han llegado a España con cierto retraso respecto a países de nuestro entorno como Francia o Alemania. Desde UNEF destacan el ejemplo de Grecia, Grecia, país que ya cuenta con una legislación específica para la comunidades energéticas, y es que, dicen, En España se necesita una definición de criterios claro sobre estos modelos. En España, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía está trabajando desde 2019 en «desarrollar instrumentos de fomento de comunidades energéticas locales. Esta figura no está reconocida actualmente en nuestra legislación y la Unión Europea lo está haciendo en estos momentos», dice su web.