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Medio Ambiente
Aves y Ciencia en lengua de signos
SEO/BirdLife y el Museo Nacional de Ciencias Naturales crean las denominaciones de 310 palabras para ampliar el vocabulario de las personas sordas
Gorrión, biodiversidad o cambio climático, por poner solo tres ejemplos, son palabras y conceptos que están recogidos en el lenguaje oral y en el escrito y quienes utilizan uno u otro con normalidad tienen perfectamente a mano utilizarlos. Pero, ¿y quiénes se expresan y comunican mediante la lengua de signos?, ¿cómo dicen esas palabras?
Ahí estaba el problema. Porque las lenguas de signos a menudo carecen de signos específicos para nombrar un montón de aves, especies de los tres reinos, ni muchos términos científicos de uso frecuente, etc. Ahora su lenguaje cuenta con 310 signos para nombrar específicamente otros tantos animales, plantas, minerales y otros conceptos de la naturaleza, ciencia, la investigación y los museos.
Dos proyectos han sido los responsables de este avance: uno de la organización conservacionista especializada en aves, SEO/BirdLife, y otro del Museo Nacional de Ciencias Naturales, (MNCN). Ambos con un objetivo común: facilitar tanto la inclusión de las personas sordas en sus visitas a la naturaleza o a museos, como su acceso al conocimiento y la cultura científica sin barreras y en igualdad de condiciones.
Signos para cinco idiomas
Una iniciativa de cinco organizaciones de Ornitología de Francia, Italia, Grecia, Malta y España, que han trabajado con asociaciones de personas sordas de sus respectivos países para crear el nombre de 60 aves en lengua de signos. Es el proyecto Banoffee, en el que ha participado SEO/BirdLife por parte de España. Cristina Sánchez, delegada de la ONG en Cataluña y coordinadora del proyecto en España, relata el origen del proyecto: «hablando con gente de las dos asociaciones supimos que las personas sordas no tenían un signo para cada ave, lo que dificulta su disfrute de la naturaleza, que cuando van al campo después no pueden decir con un signo qué es lo que han visto, ya sean aves, plantas u otras cosas. Para nombrarlas han de deletrear toda la palabra». Pero eso era solo «la punta del iceberg. En realidad, es una muestra de una dificultad de accesibilidad más amplia. Porque, como ven y andan, son los grandes olvidados en ese aspecto. Es una discapacidad que pasa inadvertida».
El resultado del trabajo de todos estos equipos, reunidos en un proyecto europeo Erasmus, son «60 signos para otras tantas aves que hemos seleccionado entre las más comunes y que, además fueran comunes a los cinco países participantes en el proyecto, todos ellos mediterráneos».
Además de los signos, el proyecto incluye la creación de un Manual para Mejorar la Accesibilidad en los Centros de Información y Reservas Naturales, «para que cuenten con herramientas y formatos que facilite la asistencia de personas sordas a la información». Más la elaboración de un Manual para Guías e Intérpretes de la Naturaleza «para que los profesionales del turismo de naturaleza estén mejor
capacitados y puedan atender mejor las necesidades de estas personas cuando participan en rutas, etc.».
Ahora bien, el trabajo no ha terminado: «hay una continuación que será de aves marinas y otras formas de vida en el mar. Y un segundo proyecto con la creación de signos para plantas».
Ampliando el diccionario
Por su parte, el MNCN ha abordado la creación de 250 signos que se añaden al Diccionario de la Lengua de Signos Española (DILSE), con el proyecto Ciencia Asignada, que ha realizado en colaboración con la Fundación CNSE, perteneciente a la Confederación Estatal de Personas Sordas.
Esta iniciativa es consecuencia del trabajo que viene realizando el museo en el ámbito de la accesibilidad. Marta Fernández, coordinadora de este área del museo, comenta que «trabajamos habitualmente con la Fundación para elaborar materiales, como guías multimedia sobre nuestras exposiciones, que faciliten la visita a las personas sordas. Detectamos la necesidad de crear signos relacionados las ciencias naturales y también para facilitar el trabajo de las intérpretes y de los educadores que realizan actividades con escolares en el museo».
Para la recopilación de los 250 términos, primero se decidió cuántos haríamos «se decidió que fueran 250 porque coincide con el aniversario del Museo. Después, pedimos al personal que trabaja aquí que aportaran palabras relacionadas con las disciplinas y piezas presentes en el museo, con la investigación, con la educación, etc. Así como términos como climático, ecosistema, biodiversidad o ciclo de carbono, que tan importantes son actualmente y que son necesarios para tener una mejor cultura científica».
Así, entre las nuevas palabras, hay nombres de aves, de mamíferos, de rocas y minerales, etc., que, ahora tienen su propio y nuevo signo para expresarlas. Con todas ellas se ha creado un diccionario, en versión impresa y digital. Además de los signos, también se han elaborado las definiciones y significados de las palabras y los términos científicos.
Con ambos proyectos, Banofffee y Ciencia asignada, es de esperar que se cumpla el deseo expresado por Roberto Suárez, presidente de la CNSE «no queremos solo visitar la naturaleza y los museos. También queremos disfrutarlos y comprenderlos».
Gorrión, cernícalo, pirita, biodiversidad o cambio climático tienen ya sus propios signos
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