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Medio Ambiente

Erika Martínez, presidenta de Goiener: «El consumo de proximidad lo toca todo. Incluso la energía»

Erika Martínez, presidenta GOIENER
Erika Martínez, presidenta GOIENERGOIENERGOIENER

Ser cabeza visible en el sector energético no siempre implica moverse en las altísimas esferas del poder, como mínimo, económico. Erika Martínez es un ejemplo de ello: preside la cooperativa de generación y consumo de energía renovable Goiener. Es una de las «Accionistas del cambio», un grupo de ocho personas de diversos ámbitos que han destacado por su compromiso con la acción climática y el medio ambiente, con las que han conversado las periodistas Irene Baños y Judit Alonso y reunido sus testimonios en el libro así titulado. Todos ellos explican las motivaciones de su compromiso personal para que pueda servir de inspiración a otras personas y para que se sumen a la acción climática y ambiental.

¿Cómo se siente una mujer joven presidiendo una cooperativa de un sector como el energético, donde abundan grandes tótems del poder?

Obviamente no soy el perfil clásico entre las presidencias de una eléctrica, muy masculinizado y más senior mayoritariamente. Me siento, primero, muy orgullosa a nivel personal, porque la cooperativa la forman personas a las que admiro muchísimo. Y me lo tomo como un acto de responsabilidad, no como un ejercicio de toma de poder. Externamente, la presidencia es un cargo con unas funciones determinadas. Internamente, en nuestra cooperativa trabajamos de manera muy colaborativa, muy en común y en equipo, así que cuando asumí el reto sabía que no iba a estar sola.

El sector energético genera transformación, según afirma en su conversación. ¿Cómo contribuye un pequeño actor energético a ese cambio?

La energía es un vector que toca a todas las partes de la sociedad, por eso la consideramos un bien común y un bien estratégico para la vida. Este proyecto quiere recuperar la soberanía energética, devolver el control sobre la producción y promover un uso responsable de la energía. Y ahora tenemos la gran posibilidad, incluso con los fondos europeos, de apostar por el consumo de proximidad también de la energía. Con el autoconsumo, las comunidades energéticas, compartir la energía que nos sobra, etc., se puede hacer mucha más generación distribuida, que, además, es mucho más eficiente y genera mayor riqueza a nivel económico. Si tuviéramos los altavoces suficientes, mucha más gente podría comprender que el consumo de proximidad lo toca todo. Incluso la energía.

El proceso de la transición ecológica, por más necesaria que sea, tiene muchos obstáculos y no es fácil.

No está siendo fácil porque no hemos hecho los deberes como sociedad. Llevamos años diciendo que hay que reducir consumos y no lo hemos hecho. Ahora se nos ha juntado todo y hay que acelerar mucho, con lo que cualquier propuesta nos parece muy brusca. Eso y que entre la falta de información y la desinformación que cala mucho, hay un mensaje que es una dinámica difícil de romper.

Una reflexiones suya como ‘accionista del cambio’ es que es primordial motivar a través de alternativas realistas y accesibles.

Obviamente, es muy difícil ser sostenible de un día para otro, y todos tenemos nuestras incoherencias. Y solemos caer mucho, y reprochamos a otros, en que no hacemos nada o que lo hacemos mal. Hay que ser críticos, sí; pero si queremos ser cada día más, no va a ser confrontando y haciendo sentir mal a la gente. Sino cambiando, que se hagan preguntas y se vea incluida en un movimiento. Es más importante proponer alternativas, poner semillas y ser ejemplo participando en cosas reales, aunque sean pequeñas. Porque siempre es mejor hacer algo que no hacer nada. Si otros ven lo que haces, que no te va tan mal y que funciona, se suman. Igual al principio no, por escepticismo. Pero, si se suman más, se produce un efecto multiplicador.