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Medio Ambiente
El reto de la población mundial y los recursos
Hace escasos días la población humana alcanzó los 8.000 millones de personas. No todas las regiones aportan por igual, aunque la ONU afirma que el crecimiento se está ralentizando. ¿Hay recursos para todos?
El pasado 15 de noviembre, la población humana marcó un nuevo récord y alcanzó los 8.000 millones de personas. Una buena noticia por lo que implica en cuanto a esperanza de vida. En 2019 alcanzó los 72,8 años de media, unos nueve años más que en 1990. Y para 2050 se prevé que la vida media se prolongue hasta los 77,2 años. «La esperanza de vida para las mujeres en 2019 superó a la de los hombres en 5,4 años a nivel mundial. Se observa más supervivencia femenina en todas las regiones, que van desde siete años en América Latina y el Caribe hasta 2,9 años en Australia y Nueva Zelanda », dice el informe que acaba de editar la ONU sobre población mundial.
No todas las zonas del mundo aportan lo mismo al crecimiento. Las regiones más pobladas en 2022 se sitúan en Asia, que suma en total 2.300 millones de personas( un 29% de la población mundial). China e India, con más de 1.400 millones cada uno, representan la mayor parte de la población de estas dos regiones. Además, según las previsiones de la ONU, en solo 15 años el planeta Tierra incorporará otros mil millones más de humanos. En 2050 seremos unas 9.700 personas y para 2080 habremos alcanzado los 10.400 millones. Tan solo ocho países concentrarán el aumento de la población: Egipto, Etiopía, India, Filipinas, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y República Unida de Tanzania, mientras que se espera que los países del África subsahariana contribuyan a más de la mitad del aumento de población previsto para 2050. «El África subsahariana es la región que condicionará los ratios de población mundial al final de siglo. El crecimiento aquí supondrá que la población mundial se sitúe en los 9.000 millones o que supere los 12.000», dice Fernando Gil, profesor del departamento de GeografíaHumana de la Universidad de Barcelona.
Sin embargo, según aprecia la ONU, la población aumenta menos de lo previsto. «A las décadas de 1960 y 70 se las conoce como los años del rápido crecimiento de la población. De media, el ritmo estaba en el 2% anual; esto suponía que la población se redoblaba cada 35 años. Ahora, de media el crecimiento se sitúa en un 1% anual, es decir, que la población se multiplica por dos cada 70 años. Se ha ralentizado el crecimiento», afirma Alberto Sanz, profesor del departamento de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.
No solo se está ralentizando el crecimiento, sino que se prevé que se estanque para finales de siglo. Y es que si bien es cierto que las tasas de mortalidad han descendido y el nivel de vida se ha prolongado, también lo es que a diferencia del o que sucedía en los 60 y 70, ahora las tasas de fecundidad están descendiendo de forma global. Los motivos a los que apuntan los consultados está relacionados con un mayor acceso de las mujeres a la educación, el cambio de roles y a un mayor desarrollo económico. «En 2021, la fecundidad media de la población mundial se situó en 2,3 hijos por mujer, mientras que en 1950 la media era de cinco hijos. Se prevé que
la fecundidad mundial disminuya aún más hasta los 2,1 nacimientos por mujer en 2050», apunta la ONU. Un total de 61 países perderán al menos un 1% de población de aquí a 2050. De hecho, según los investigadores consultados, es fácil que América Latina y Asia rocen el crecimiento cero para 2060.« Está empezando a reducirse la natalidad( de los 4,6-4,8 hijos a 2) en países en vías de desarrollo, pero hay que tener en cuenta otro dato y es que la mayor parte de la población es joven. Aunque cada mujer solo tenga un hijo en los próximos años, las poblaciones de estas regiones seguirán creciendo, porque es una población muy joven», matiza Gil.
Mortalidad y nacimientos son los dos factores quede terminan los retos al os que se enfrentan las diferentes zonas del mundo. Los países desarrollados se encuentran con que el gasto en Sanidad aumentará porque tienen cada vez más ancianos, en los países en vías de desarrollo tienen que asegurar educación y trabajo a los jóvenes» dice el investigador de la UB. A rasgos generales, el informe de la ONU indica que la población de más de 65 años duplicará el número de niños menores de cinco años en 2050.
Malthus y la cornucopia
En los 60-70 se abrió un debate sobre la superpoblación del planeta. Los motivos eran dos: el rápido crecimiento de la población, pero también la diferencia en las tasas de fecundidad entre unos países y otros. «En los 80, las mujeres de países árabes y América Latina tenían muchos hijos. En China la fecundidad media era de cinco hijos por mujeres», cuantifica Gil. Inició entonces lo que se conoce como neomalthusianismo, una corriente de pensamiento que recogía algunas de las tesis del clérigo anglicano del siglo XIX Thomas Malthus. Estos teóricos ven en el crecimiento de la población un problema. Los argumentos entonces tenían que ver con el fin de recursos como el petróleo o los minerales. Ahora se habla mucho más de cambio climático. De hecho, el informe de la ONU lo menciona: «para muchos países los desafíos del crecimiento se agravan por su vulnerabilidad al cambio climático».
Frente a los neomalthusianos, surgieron los optimistas o cornucopistas; llamados así porque utilizan la imagen de la cornucopia de la mitología: un recipiente del que salen mágicamente viandas de todo tipo. Su argumento es justo el contrario. No entienden el crecimiento de la población como algo intrínsecamente malo, sino como una oportunidad. La economista danesa Ester Boserup afirmaba que en las sociedades en las que la población había crecido se habían verificado más innovaciones agrícolas y se habían conseguido mayores rendimientos de la tierra. De forma resumida, su tesis era que la necesidad es la madre de la invención. «El argumento neomalthusiano sigue cal ando, pero ya no tiene esa urgencia que tenía. El motivo esquela realidad y el cambio cultural está teniendo mucho más efecto que cualquier política de control de la población. Por ejemplo, en España la situación económica de las familias hace que de media nuestra fecundidad se haya retrasado. La gente de media no tiene hijos hasta los 31-32 años y se plantea tener uno o máximo dos», matiza el investigador de la UCM.
La clave
Malthus y el control de la población
El inicio de la corriente neomalthusiana tiene lugar con la aparición de un libro: «La explosión demográfica» de Paul R Ehrlich en el año 68. Es en la década de los 70 sobre todo cuando estas teorías tuvieron más peso. En esos años no solo aparecieron diferentes teóricos que hablaban los límites de la tierra o de la necesidad de establecer medidas de control de población, también se pusieron en práctica políticas más o menos forzosas en determinados lugares del mundo.
La más famosa, sin duda, es la política de un solo hijo impulsada en China «que dio lugar a abandonos selectivos de niñas, etc. Años más tarde, cuando el gobierno se dio cuenta de que está política estaba teniendo como consecuencia un envejecimiento de la población y que había poca mano de obra, se retiró la ley. Sin embargo, las familias no han vuelto a tener el mismo número de hijos. Ahora tiene el reto de resolver el problema del envejecimiento de la población. En India también se llevaron a la práctica esterilizaciones forzosas y algunas medidas de control de población tuvieron consecuencias electorales», detalla Sanz.
El pesimismo respecto a la superpoblación no ha desaparecido. En el año 2013 aparece el libro «Diez mil millones» de Stephen Emmott que hace referencia a los problemas del aumento del número de personas en el mundo, los recursos consumidos y el cambio climático. El libro argumenta respecto al aumento demográfico y cómo esto pondrá más presión al planeta, por ejemplo, en recursos tan básicos como el acceso al agua. Sin embargo, la visión actual tiene más que ver con cómo se consume. No hay que olvidar las estadísticas que afirman que mientras un estadounidense consume el equivalente en recursos a dos planetas y medio, un habitante de África no llegue a hacer uso ni siquiera de los recursos de un planeta.
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