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Medio Ambiente
Odile Rodríguez de la Fuente Bióloga y divulgadora ambiental:«Más naturaleza, leer y consumir mejor»
Dice Odile Rodríguez de la Fuente que su padre es una fuente de inspiración en todos los sentidos. Como lo fue, ha sido y es para tantos españoles. Por eso, una conversación con la hija de Félix en los primeros días de un año que comienza puede ser una fuente de reflexión, inspiración y motivación a la hora de hacerse nuevo propósitos. Individuales, sí, pero también útiles al bien común.
¿Qué tres propósitos de año nuevo podría sugerir a quienes quieran comenzar a concienciarse sobre medio ambiente?
Leer más. Es fundamental abrir horizontes y desarrollar el criterio propio. Y hay libros maravillosos de divulgación ambiental, pero también de filosofía para crecer como personas. Segundo, salir más a la naturaleza, que es un bálsamo para los sentidos. Por último, cobrar más conciencia de lo que se come, para cuidarse a través de la dieta, y de lo que se consume y de lo que hay detrás de los productos que consumimos.
Parecen asequibles y fáciles.
Sí, pero, a veces, eso es lo malo. Porque, es lo que somos los seres humanos: que cuando algo parece fácil y asequible a menudo lo posponemos. Pero, no: hay que ponerse con ello.
Quizá todavía no es suficiente la parte de la sociedad dispuesta a actuar y también aceptar las medidas necesarias para evitar los peores efectos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad porque ve el peligro que suponen ambos fenómenos.
Siempre pienso que dentro de 150 o 200 años mirarán esta etapa con compasión y pensarán «pobrecitos estos, que no se daban cuenta de que estaban metidos en una cárcel de oro». Porque, esta sociedad de capitalismo abocado a un consumo desaforado, este ritmo de vida en el que estamos todos metidos, en realidad nos hace personas muchísimo más infelices y vacías. Por eso, el cambio de 180 grados que tenemos que dar, un cambio profundo y no un parche, va a ser para en beneficio de todos. Y no lo veo como un fastidio, sino todo lo contrario.
Pero los cantos de sirena son muy tentadores y hay muchos: que si lo de la sostenibilidad es una tontería, son cosas de agoreros, que es perfectamente compatible mantener el estilo de vida actual con la sostenibilidad.
Ciertamente, las personas que están totalmente cerradas, sin empatía consigo mismas, quienes han cortado por completo el cordón umbilical con la naturaleza y no se relacionan de ninguna manera con ella y las que siguen pensando que el mejor modelo es el capitalismo liberal más rampante y que la única manera de ser es tener, es muy difícil que abran su mente al estado del entorno natural. Al contrario, buscarán muletas y excusas para seguir por esa vía. Pero, recordemos que «el verdadero sabio es aquel que planta un árbol bajo cuya sombra sabe que no se podrá sentar».
Entonces, ¿cuál es el camino?
En mi opinión, la mejor manera es que puedan ver que otro estilo de vida es posible y que es más plena. Yo iría por la vía que usaba mi padre: seducía a la gente, les abría una ventana a un mundo mejor, lleno de belleza, que apasionaba y del que uno quería formar parte. Por eso insisto en lo de formarse, tener criterio e ir a la naturaleza, para empezar a preguntarse a uno mismo si lo material y lo inmediato no serán en realidad una trampa. Es un paso humanista y de reivindicar formas de vida que vayan más allá de tener y de formar parte de esta máquina de competitividad y ostentación absoluta. Hay que ponerse a ello y seguir seduciendo.
Hablaba también del consumo.
El consumo, algo que ejercemos a diario, es la mayor herramienta de cambio que tenemos todos. Tomar conciencia de los impactos sociales y ambientales que tiene lo que compramos y reclamar mayor transparencia en los etiquetados para poder conocerlos mejor. Es la vía para que el mercado, y la economía, premien lo bien hecho, cambie el sistema y, a su vez, los productos sostenibles sean más asequibles a más personas y estén al alcance de todos.
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