
Verde
España, al margen del renacer nuclear internacional
La taxonomía verde de la UE (2022), la COP28, las inversiones y la tecnología modular han impulsado la nuclear a nivel mundial, mientras en España reactores como Almaraz se enfrentan a un cierre pactado en 2019

Hace ahora dos años, durante la COP28, más de 20 países acordaron triplicar la capacidad nuclear para 2050 como necesario alcanzar la neutralidad climática. Muchos expertos consideran ese el punto de inicio del renacer nuclear. Este mes, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) viene a confirmar la nueva senda de la fisión y proyecta que para 2050 se habrá multiplicado por 2,6 la potencia instalada. Ahora mismo hay 416 reactores en operación en 32 países y otros 62 se encuentran en construcción en 16 naciones. China lidera la apuesta con 27 centrales nuevas que se sumarían a sus 58 ya operativas. El año que viene ya superará a Francia en potencia instalada y en 2040 doblará la capacidad de EE UU. Por su parte, el presidente Trump ha apostado por parar las ayudas a la eólica y a la solar del programa IRA de su antecesor y financiar únicamente el parque nuclear. En parte, las grandes tecnológicas empujan con la necesidad energética de sus grandes centros de datos y el consumo de los desarrollos de la IA. Hace unos días, sin ir más lejos, Google presentaba sus planes para reabrir una antigua central en Iowa.
SMR
El creciente interés también tiene un pata tecnológica. Los SMR o reactores modulares pequeños prometen reducciones de costes. «Su potencia oscila entre los 80 y los 300MW, lo que reduce los periodos de construcción de 14 a 4-5 años y el coste a más de la mitad respecto a los 10-12.000 euros por kWh instalado de los grandes reactores actuales. Hay que esperar a los primeros proyectos, pero el concepto es prometedor y de ahí la espectación que está generando sobre todo para alimentar los centros de datos. Ya hay alguno en funcionamiento, como el rompehielos ruso Academik Lomonosov», comenta Jaime Segarra, presidente de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid. También de Rusia viene otra novedad tecnolóigica que se anunciaba hace unas semanas en el Foro Atómico Global de Moscú: el desarrollo del primer reactor nuclear con ciclo cerrado con el que Rusia sería capaz de reutilizar el 90-95% del combustible gastado durante la fisión.
Pedro Fresco, director general de la Asociación de Empresas de Energía Renovable de Valencia (Avaesen) pide prudencia con las promesas nucleares. «Sobre papel puede tener sentido, pero no hay que olvidar que son tecnologías experimentales y cuando se construye algo por primera vez nunca sale barato. La previsión sobre los SMR es que la primera generación saldrá cara». Además el analista recuerda que en EE UU la tecnología nuclear está recibiendo incentivos económicos.
La inversión vuelve
En este sentido el renacer nuclear viene respaldado por el sector financiero. El Banco Mundial levantaba hace unos meses su veto histórico a esta energía. En Estados Unidos se ha firmado un acuerdo de 80.000 millones de dólares para desplegar una nueva generación de reactores y Reino Unido ha destinado 13.600 millones de libras de dinero público para impulsar la construcción de una nueva planta (a pesar de que ha tenido retrasos y sobrecostes en una de sus últimos proyectos). Llegando a Europa, la inclusión en 2022 de esta energía en la taxonomía verde europea supone un espaldarazo para nuevas inversiones. Hasta Italia, que tiene prohibido por ley desde el 87 invertir en esta energía, está mirando con interés estos desarrollos.
Almaraz
En España, en 2019 eléctricas y gobierno pactaron un calendario de cierre nuclear que ahora se topa con su primer hito. El cierre del primer grupo de Almaraz estaba previsto para 2027, pero la petición de las eléctricas de mantener en funcionamiento los dos grupos hasta 2030 reabre el debate sobre esta energía, más allá de la confrontación sobre el futuro de esta central.
¿Qué pasará más allá de 2030 con Almaraz si se amplía su vida útil? ¿Y con el resto de centrales que deben cerrarse de aquí a 2035? ¿Qué mix energético quiere España? Jaime Segarra recuerda que «tiene mucho sentido que se haya pedido solo tres años de prórroga para Almaraz, porque las centrales nucleares tienen una revisión de su programa de seguridad (incluye el estado de los materiales y el mantenimiento) cada diez años. Lo dirige, como es lógico, el Consejo de Seguridad Nuclear. En el caso de Almaraz se hizo en el 2020, con lo cual tenía validez hasta el 2030».
Precio de la energía
Por su parte Pedro Fresco apunta a temas de costes para explicar esta extensión de la vida de la central: «El cierre nuclear se certificó en 2019, pero los años anteriores las propias compañías ya estaban diciendo que no querían operar centrales más allá de los 40 años. En ese momento, el mercado eléctrico estaba entre los 45 y los 50 euros el MW. Hoy la perspectiva de cómo va a estar la electricidad en los últimos años de esta década arroja una cifra de entre 58 y 60 euros el MW. Eso es fundamentalmente lo que ha cambiado. Quizá si no se les pide inversiones adicionales a las centrales, y de ahí lo cortito de la prorroga, y si consiguen que se les baje la fiscalidad, les entra un poco el coste», comenta Pedro Fresco.
En cualquier caso ¿qué pasará a partir de 2030? «El Gobierno debería obligar a las empresas a una moratoria del calendario de cierre más allá de los tres años que han pedido, estudiando, como en otros países, cuál debe de ser la parte de coste asumida por el Estado como ayudas públicas», dice el Economista Jordi Sevilla en Cinco Días.
Almaraz puede abrir la puerta a la petición de extender la vida a otras centrales como Ascó o Confrentes y con la prórroga se puede ganar tiempo, pero España tendrá que decidir antes o después qué mix energético quiere para el futuro e invertir para asegurar que ese mix es estable, seguro y lo menos contaminante posible. «España ha sido un país fuertemente antinuclear durante décadas, pero ahora parece que empieza a revertir esa situación. Pero ¿qué ocurre con todo esto? Que se abren unas circunstancias muy inciertas, y esto no es bueno tampoco para las renovables. Si se aprueba la prórroga, nadie sabría definir la política energética de España, porque la necesidad de electricidad para sustituir a una central nuclear existe si tienes previsibilidad de cuándo cierra dicha nuclear. El mensaje que manda el gobierno de España en 2019 con el cierre y con el Plan Nacional Integral de Energía y Clima, es que España a la vuelta de diez años iba a necesitar más electricidad renovable porque iban a cerrar los reactores. Si ahora reabres el melón del cierre, automáticamente se genera un efecto incendio donde no sabes si esos MWh van a ser necesarios o no. El propio inversor se va a retraer. España tiene en este momento más de 30.000 MW renovables con autorización de construcción y unos 5.000 MW en proyectos de almacenamiento en tramitación. Probablemente no se construirán todos, pero si mañana el Gobierno de España reabre el melón nuclear seguramente no se construirá prácticamente nada. Es una lástima porque se pierden años de tramitación y de trabajos administrativos en un país con el potencial renovable de España. Y además tendría que haber voluntad política de subvencionar la energía nuclear», opina Pedro Fresco, quien también matiza que ahora la demanda eléctrica está más baja que en 2019.
Segarra opina que hace falta «un estudio serio de todo, de qué modelo eléctrico queremos y si se amplía la vida de las centrales qué inversiones son necesarias y cómo se asume. Sobre el tema fiscal, no hay negocio en España que esté tan grabado como la producción nuclear. Los impuestos suponen aproximadamente 28 euros por MWh. Hay soluciones, como actuar sobre el impuesto especial sobre la producción de electricidad o el del combustibles gastado, pero hay que estudiarlas. También hay que tener en cuenta que España tiene una posición privilegiada para instalar centros de datos, pero eso requiere una disponibilidad de energía las 24 horas, lo que se puede hacer ampliando el parque actual o cubriéndolo con renovables que tengan almacenamiento», matiza.
Europa se vuelca también con los nuevos reactores
►Europa produce cerca del 25% de su electricidad a través de la fisión. Significativas son las posiciones de Italia. Aquí se prohibió por ley en 1987 la contrucción de reactores, sin embargo, la presidenta actual Giorgia Meloni ha declarado que quiere acabar con esa prohibición. «Han creado un consorcio entre tres empresas Enel, Leonardo y Ansaldo, para posicionar a Italia en el tema de los rectores modulares pequeños. También Italia es una de los impulsoras de la Alianza Industrial para SMR en Europa», matiza Segarra. Francia, que siempre se mantuvo fiel a esta energía (menos por un corto periodo durante el mandato de de François Hollande que en 2014 abrió la puerta a una bajada de la presencia nuclear en la producción hasta de 50% (representa en torno al 80%)). Tiene en cartera seis nuevos reactores y 60.000 millones de euros presupuestados para ellos. Bégica, que tenía un calendario de cierres como el de España, ha retrasado los cierres nucleares hasta 2035.
Alemania terminó de cerrar sus centrales en 2023, aunque eso les ha costado un aumento del precio de la luz para sus industrias, más dependencia del gas y más emisiones. “El precio de la electricidad para la industria es un 23% más caro ahora. El CDU quiere resucitar el tema, pero los socialistas no quieren ni hablar de ello. Por eso han buscado una vía intermedia, que es el reforzar las interconexiones con Francia para importar la energía que necesita, y está apostando muy fuerte por la fusión, pero esta sigue estando a 10 años vista”, comenta Jaime Segarra.
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