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Verde

La hora de la eólica marina

El sector industrial afirma que si este año se convoca la primera subasta para instalaciones en el mar, España contará con parques de aerogeneradores flotantes a partir de 2030

Energía Eólica marina
El prototipo se Saitec se encuentra en el mar CantábricoLR

¿Será el año por fin del despegue de la eólica flotante en España? Es una de las grandes cuestiones que se han planteado en el reciente congreso anual Wind Europe celebrado en Bilbao. En España a día de hoy, solo existe un aerogenerador eólico marino conectado a la red (amén de algún prototipo más, por ejemplo en Canarias, pero sin conexión). Se inauguró en septiembre de 2023 y se trata de un proyecto demostrativo, llamado DemoSath, que han desarrollado la empresa vasca Saitec Offshore Technologies, junto a RWE Renovables y The Kansai Electric Power Co. El modelo de aerogenerador de 2MW de potencia puede abastecer el consumo de 2.000 hogares al año.

España pretende tener para 2030 entre 1 y 3 GW de eólica offshore de tipo flotante. Es la única posible porque la costa alcanza grandes profundidades a escasa distancia de la orilla. Para hacerse una idea, el prototipo de DemoSATH está a tan solo dos millas náuticas y a esa distancia el suelo marino alcanza ya los 85 metros de profundidad. Esto explica en parte que la eólica marina (de base fija) ya se encuentre a pleno rendimiento en Alemania, Reino Unido y Noruega, mientras que en España solo haya hasta el momento proyectos experimentales (las instalaciones fijas no son viables con fondos marinos de más de 5060 metros). El sector espera que este 2024 sea en el que oficialmente arranque la eólica flotante en España. Y es que hace unas semanas se publicaba el proyecto de decreto del ministerio para la Transición Ecológica que regirá estas instalaciones. En 2023, también, se aprobaron los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) que incluían por primera vez la energía eólica entre los usos (pesca, actividades recreativas, de investigación...) que puede darse a algunas zonas marítimas. Se han identificado hasta 19 zonas que ocupan 5.000 m2 de los 10.000 de costa. Las áreas identificadas y donde es más probable que se inicie ala flotante son Canarias, Galicia, la zona del Mar de Alborán y Cataluña. Sin embargo, la industria alerta de retrasos en la consecución de objetivos si no tiene lugar una primera subasta de energía para finales de este mismo año: «Teniendo en cuenta que el tiempo de desarrollo de estos proyectos está entre 6 y 7 años. Sin embargo, Portugal ya tiene un parque flotante comercial de 10 MW en funcionamiento y Francia ya ha hecho una subasta de 250 MW de offshore flotante que se tiene que resolver de forma inminente. Esta subasta francesa es muy esperada, porque es del tipo tres en uno, como la que se está planteando en España. Quiere decir que te garantizan conexión a red, reserva del espacio y el precio que tú has ofertado de venta de energía. En Reino Unido vemos que se está planteando otro tipo; se subasta la exclusividad de uso del espacio marino en una primera fase y posteriormente se realiza una subasta de tarifa. ¿Por qué no estamos avanzando al mismo ritmo que Portugal o Francia o Reino Unido? Quizá no se ha tomado como una prioridad estatal como sí se ha hecho en estos otros países», comenta David Carrascosa, director de operaciones de Saitec.

España pretende tener entre 1 y 3 GW de potencia eólica flotante para 2030, Portugal espera contar con 10 GW y Reino Unido más de 20 GW, así que la pregunta es: ¿hay tiempo para llegar a estos objetivos en tan poco tiempo cuando actualmente en Europa solo existen cuatro parques flotantes experimentales (en Escocia, Noruega, Francia y Portugal)? «La flotante es una evolución, no una revolución. Se pueden usar las mismas turbinas y los barcos, pero hay retos como hacer los procesos industriales o conseguir financiación, porque de momento es una nueva tecnología. El mercado de la flotante estará en California, en el Mediterráneo, en Asia que es donde las plataformas continentales son muy profundas», dice Chris Willow, director de desarrollos de Eólica flotante en la firma RWE.

¿Por qué tarda tanto?

Para Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la respuesta es clara: «Tenemos que encajar todas las piezas en un mercado que hoy todavía no existe, es decir, que está en proceso de creación. ¿Qué necesitamos? Una regulación, que se pongan en marcha las subastas y un tejido empresarial preparado y con fuerza financiera». Y es que trabajar en el mar aumenta los costes y los tamaños. Si hablamos de precios de instalación que alcanzan el millón de euros por MW en tierra, en el mar todo se dispara. Para hacernos una idea de las cifras que se han manejado en el congreso: una pala pueden ser cientos de miles de euros y una plataforma flotante varios millones. «Cuando se habla de dinero se suele utilizar un parámetro: el coste de la energía. En offshore, el coste de la energía estaría en más de 100 euros por MW (la onshore está en torno a los 46 euros y la fotovoltaica sobre los 45 el MW)», dicen los técnicos del centro de investigación Tecnalia. «No podemos esperar que un parque offshore flotante llegue a tener los costes de la solar fotovoltaica o de la eólica onshore pero vamos a aportar otras cosas. Necesitamos un mix energético totalmente renovable para 2050 en Europa y tenemos que usar todas las energías

que podamos y eso incluye aprovechar la energía del mar», matiza Carrascosa.

En forma

El sector industrial ha querido sacar pecho durante este congreso celebrado en Bilbao y demostrar que está preparado para el desarrollo de este nuevo mercado. Solo por poner un ejemplo, si en todo el mundo hay unas 50 patentes de plataforma para eólica offshore, 14 son españolas. Sin embargo, embargo, nadie niega que haya retos pendientes. Uno de ellos son los puertos. Se calcula que el ejecutivo comunitario tendría que invertir unos 8.500 millones de euros para 2030 si quiere desarrollar todo el potencial de esta energía.

Los puertos necesitan adaptarse a las necesidades de esta industria que, entre otras cosas, necesita de más espacio. Si en tierra se instalan aerogeneradores de hasta 8 MW que requieren unas longitudes de pala de alrededor de 80 m, cuando hablamos de las instalaciones marinas los aerogeneradores llegan hasta los 12-15 MW, unos molinos cuya longitud de pala supera los cien metros. A esto hay que añadir las torres, las plataformas, el cable submarino, los transformadores (que parecen edificios de viviendas, etc). La eólica offshore tiene sentido, dicen los expertos, cuando se fabrican las piezas cerca del punto de instalación por lo que los puertos se vuelven fundamentales para estos desarrollos. «La capacidad portuaria es un reto en Europa, aunque quizá en España podemos mitigarlo un poco más. Cuando te pones a diseñar este tipo de estructuras es fácil hacer comparaciones y una que hacíamos es de un molino con la torre Eiffel. Cuando el mercado haya alcanzado cifras industriales y nos pida construir una de estas torres cada semana, vamos a necesitar hectáreas en los puertos y lugares para el almacenaje», detalla Carrascosa. En España, puertos como el de Bilbao o el de La Coruña se preparan para las nuevas exigencias. «El puerto es un aliado de la fábrica y aquel que esté cerca de los productores (aquí en los alrededores hay más de 150 empresas) tiene que adaptarse en términos de infraestructura, suelos y conexiones terrestres. Los equipos deben llegar a puerto, cargarse en un barco y exportarse de forma económica y rápida», afirma Andima Ormaetxe, director Comercial y de Operaciones del puerto de Bilbao.

El congreso de este año representa para la industria una forma de sacar pecho y presumir de buena salud tras tres años de duros varapalos: los retrasos logísticos provocados por el Covid y los conflictos armados, el aumento de la inflación y los costes, los problemas financieros de algunas de las grandes empresas europeas e incluso las deficiencias de funcionamiento de algunos proyectos. Sin embargo, los representantes de la industria europea son optimistas: «han aumentado los permisos para la instalación de nuevos parques onshore en un 70% en países como Alemania o España», dicen desde Wind Europe (aglutina a más de 500 miembros de toda la cadena de valor). En 2023, además, se instaló más potencia eólica en Europa que nunca antes. Tampoco hay que olvidar que a finales de 2023 se aprobaba en Bruselas el Wind Power Package para ayudar al sector frente a la competencia china. Este paquete de medidas de 15 acciones ha sido ratificado por 26 países de en la llamada European Wind Charter. Durante el congreso la AEE y el Miteco firmaron la Carta Española de la Energía eólica, una declaración conjunta, en la que se comprometen a reforzar la capacidad de fabricación del sector y avanzar en la electrificación.

El reto de la aceptación social

La AEE clasifica la aceptación social como uno de los cinco retos más importantes del sector eólico. Un ejemplo de este rechazo lo representan los pescadores gallegos que han señalado hasta 11 irregularidades en los POEM (la mayor parte de las zonas de interés para instalación eólica offshore está frente a las costas gallegas y asturianas). «Hay que contar mejor los proyectos y acercarse a las zonas donde se van a desarrollar. En Galicia quizá se han anunciado demasiados proyectos desde Madrid sin entender la complejidad de la sociedad. Hay que acercarse a grupos como los pescadores o al sector del turismo y que entienda qué significan exactamente estos anuncios. No vamos a poner muros de aerogeneradores en toda la costa. Si estás dentro de la industria sabes que de todos los proyectos que se anuncian solo se instalará uno, pero estas cosas hay que explicarlas bien», dice el director de Saitec.