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¿Qué significa que hayamos cruzado 6 de los 9 límites planetarios?

Los científicos advierten que a la Tierra le falla un nuevo «signo vital» y que esta «fiesta» no puede «continuar indefinidamente»

El pantano de Santa Fe seco, en el parque natural del Montseny, afectado por la sequía
El Pantano de Santa Fe seco, en Fogás de Monclús, BarcelonaAlberto ParedesEuropa Press

Hasta donde sabemos, hay un único planeta en nuestro Sistema Solar –y en la galaxia– que alberga vida. Y vivimos en él. Los primeros 800 millones de años, la Tierra estuvo muerta. Después, la vida empezó a abrirse y, durante más de tres mil millones de años, las formas de vida contribuyeron a modelar su entorno. El equilibrio energético de la Tierra (el clima) y sus interacciones con billones de especies es el principal determinante de las condiciones medioambientales.

Pero la Homo sapiens (nosotros), a pesar de surgir hace «solamente» 200.000 años, es excepcionalmente buena cambiando el entorno para adaptarlo a sus necesidades. El problema es que, en los últimos años, hemos talado bosques, derribado montañas para acceder a yacimientos, asfaltado praderas, sobre pescado, creado y liberado nuevas sustancias químicas, etcétera. Todo esto y mucho más ha hecho que hayamos sobrepasado 6 de los 9 límites planetarios que permiten la vida en la Tierra, según advierte un equipo internacional de 29 científicos, a través de un artículo publicado en «Science».

Pero ¿qué son los límites planetarios? Hace casi 15 años, los investigadores crearon el concepto «límites planetarios» para calcular la estabilidad de la Tierra y los umbrales que no deberían sobrepasarse para mantenerla. Son «los procesos importantes que mantienen a la Tierra dentro del tipo de condiciones de vida que prevalecieron durante los últimos 10.000 años, el período en el que se desarrolló la humanidad y la civilización moderna», explica Katherine Richardson, líder del estudio.

Tres de ellos se basan en lo que extraemos del sistema: pérdida de biodiversidad, consumo agua dulce y uso del suelo. Los seis restantes proceden de los residuos que devolvemos devolvemos al medio ambiente: gases de efecto invernadero (causantes del cambio climático ), acidificación de los océanos, sustancias químicas que agotan la capa de ozono, nuevas entidades (plástico, hormigón o productos químicos sintéticos), aerosoles atmosféricos y sobrecarga de nutrientes (nitrógeno reactivo y fósforo de los fertilizantes). A grandes rasgos, lo que los científicos afirman es que, si mantenemos nuestras actividades a un nivel seguro, el planeta puede soportarlas.

¿Y qué pasa cuando lo sobrepasamos? «En pocas palabras, que nos estamos comiendo nuestros propios sistemas vitales», apunta Richardson. Como el estudio afirma que hemos sobrepasado con creces la zona de seguridad en seis de los nueve sistemas vitales que sustentan la vida, « ahora estamos en la zona de peligro, donde tanto nosotros como cualquier otra especie corremos peligro».

La Tierra tiene la presión alta

Las condiciones medioambientales de la Tierra han cambiado muchas veces en su larga historia. El clima es un buen ejemplo. Hubo un tiempo en que las palmeras crecían en la Antártida. Los límites planetarios son eso, límites, pero «no umbrales», explica Richardson. «Traspasar seis límites no implica que se vaya a producir una catástrofe inmediata, pero es una clara señal de alarma. Podemos considerarlo como si fuera nuestra propia tensión arterial. Una tensión superior a 120 no garantiza un infarto, pero aumenta el riesgo de sufrirlo».

Por eso, los científicos señalan que debemos intentar reducirla. «Es perfectamente posible hacer que nuestras actividades pasen de inseguras a seguras. Ya lo hicimos en los 90, cuando la cooperación internacional eliminó rápidamente las sustancias químicas que agotan la capa de ozono e impidió que el peligroso agujero se hiciera cada vez más grande». Pero eso no implica –continúa– que lo estemos haciendo bien.

En el caso de las sustancias químicas que agotan la capa de ozono, seguimos en la zona verde. La acidificación de los océanos sigue en verde, al igual que la contaminación por aerosoles y polvo. Pero en el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, los ductos químicos sintéticos como los plásticos, el agotamiento del agua dulce y el uso de nitrógeno y fósforo, estamos fuera de la zona segura y dentro de la zona roja. «Vamos a mantener la fiesta el mayor tiempo posible, pero no puede continuar indefinidamente. La factura vence. Cuanto antes hagamos con los otros límites lo que hicimos con la capa de ozono, más seguros estaremos todos», concluye.