Motor

Prueba Jeep Wrangler Sahara: la esencia del todoterreno americano

Es grande, poderoso y está pensado especialmente para los amantes del fuera del asfalto

Las modas cambian y hemos visto como en los últimos años los vehículos todo terreno se han aburguesado para irse adaptando a la vida en la ciudad. Por otra parte, cada vez es más fina la línea que separa a los SUV de los todoterreno y estos últimos son cada día más sofisticados. Es cierto que no han mermado su eficacia fuera del asfalto y su capacidad para superar cualquier tipo de obstáculo suele estar muy por encima de las habilidades al volante de su propietario. Pero en su interior nos sentimos como dentro de una berlina de lujo y casi da pena meterlos por caminos intrincados.

No es el caso del Jeep Wrangler Sahara que hoy probamos. Que se abstengan de interesarse por él quienes busquen un coche de este tipo para andar por ciudad únicamente. Sabemos que la mayoría de los compradores de coches todoterreno no pisan casi nunca la tierra. Pero eso no sirve para un producto Jeep que fuera del asfalto se encuentra en su salsa. No es por casualidad que la firma de las cuatro barras representa la esencia americana del fuera de carretera. Y más en la serie Wrangler, que encierra todo el espíritu de esta firma.

El Sahara es sencillamente impresionante en su aspecto, sobre todo en la versión de cinco puertas. El Wrangler ofrece tres versiones diferentes: Sport, Rubicón y Sahara. Esta última tiene dos versiones de carrocería, de tres o cinco puertas, que en este caso tiene una longitud que se aproxima a los cinco metros. La vista externa impone. Grandes aletas, pasos de rueda generosos, llantas de 18 pulgadas, un frontal sin concesiones al aerodinamismo y una altura al suelo de casi veinticinco centímetros que le permite pasar por encima de cualquier obstáculo del camino.

Bajo su capot delantero, que mantiene el clasicismo del diseño cuadrado de todos los Jeep, podemos encontrar dos tipos de motores. Un diésel de 200 caballos o la versión que probamos, que era un gasolina de cuatro cilindros y dos litros de cilindrada cuya potencia se eleva a los 272 caballos gracias a su turbocompresor con intercooler. Está montado sobre un chasis de doble viga con ejes rígidos y reductora. Su sistema de tracción es el “command track” que utiliza un diferencial central y le permite alcanzar una buena estabilidad con sus cuatro ruedas motrices incluso cuando rodamos rápido sobre asfalto. En la línea de las últimas tendencias, se anuncia para este mismo año una versión híbrida enchufable.

En el interior esta última generación ha mejorado la confortabilidad con mejores acabados y algunos equipos sofisticados. Pero, repetimos, estamos ante un coche duro para no renunciar a la esencia de Jeep. Encontramos calentadores en el volante y los asientos, pero que nadie busque regulaciones de los respaldos por motores eléctricos ni un butacón que le de un masaje. A cambio, disfrute de su caja de cambios automática de ocho velocidades y su palanca adicional para meter las reductoras y poder subir literalmente por una pared. Pese a sus dimensiones, no hay obstáculo que se le resista. Su consumo no es parco, pero con un depósito de más de ochenta litros, la autonomía está garantizada. Y la capacidad interior es más que respetable, con cinco grandes plazas y un maletero de 548 litros con suelo de goma para poder lavarlo fácilmente. Una de sus características es que se puede descapotar tanto en las versiones de lona como en las de techo de fibra, fácilmente desmontable en piezas. También se puede tumbar el parabrisas hacia delante e incluso desmontar las puertas.

Su estilo inconfundible enamorará a los amantes de la vida en el campo y de las tradiciones en las formas y el comportamiento. No tiene casi límites en su conducción y este Sahara se aprecia más cuando las dificultades del terreno se hacen más duras gracias a la elasticidad de su motor, a su sistema de tracción y a su capacidad de vadeo, con generosos ángulos de ataque en las zonas trialeras. Un coche que no es barato, pero con el que podremos presumir de no ser un usuario más de un coche grande. Un Jeep es una historia distinta que hereda una tradición de prestigio en esta categoría de vehículos duros y eficaces.