Opinión

¿Quién añora el tiro en la nuca?

Pues ahora va a resultar que los dirigentes, militantes y simpatizantes del Partido Popular –especialmente en el País Vasco–, echan de menos que les peguen tiros en la nuca, que les secuestren y encierren durante cientos de días en zulos de dos metros por tres, que les apedreen e insulten por la calle o ese hábito tan de buena mañana como era mirar los bajos del coche por si ha tocado la sorpresa-bomba antes de dirigirse a su lugar de trabajo. El retorcimiento mental de quienes hoy ocupan escaños en las instituciones y antes estaban al lado de los terroristas no deja de sorprender.

La declaraciones ayer mismo del secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, acusando al Partido Popular de «estar estirando el chicle del conflicto armado» y sobre todo de añorar una etapa de violencia que le generaba claros réditos políticos, además de ser una infamia de la mayor bajeza se muestra como el dedo en la llaga de un problema social que afecta de entrada a unas nuevas generaciones de jóvenes en el País Vasco, probablemente más cercanos a la idea de que lo ocurrido fue un legítimo conflicto armado entre defensores de unos ideales políticos y el Estado, frente a la auténtica realidad que no puede perderse de vista, ni en las crónicas de nuestra historia reciente ni en la conciencia social como es el casi millar de vidas inocentes segadas por una banda de asesinos y los miles de víctimas que conforma todo el colectivo de sus familiares. Es la capciosa tendencia alimentada por muchos en el País Vasco –algunos pertenecientes incomprensiblemente a partidos y colectivos que estuvieron también en el punto de mira de ETA– de que lo idóneo es echar tierra sobre lo ocurrido, olvidar el dolor ocasionado por el terror, situarlo como un conflicto entre hermanos del mismo pueblo afortunadamente superado.

Olvidar en definitiva a aquellos con los que todos estamos en deuda.

Tuve ocasión de preguntar el lunes a Jorge Fernández Díaz en el acto organizado por este periódico a propósito del homenaje como héroes en Andoain a los dos etarras que participaron en la muerte de Joseba Pagazaurtundua y con la única oposición presencial de seis dirigentes del Partido Popular vasco que mantuvieron viva la llama de la dignidad y la memoria frente al olvido y la manipulación. En la respuesta del ex ministro hubo una frase especialmente definitoria: «El PP nunca olvidará ni a sus víctimas ni a las de los demás».

Y sí, de esos tiempos hay añoranza cada día y cada noche, pero por todos aquellos a quienes se llevó la pólvora etarra y ya no están entre nosotros.