Opinión
La mitad más una
Es una verdad abrumadora: ser mujer es mucho más difícil, tortuoso y extenuante que ser hombre en el mundo que vivimos.
Mucho ha cambiado para mejor y echas la vista atrás y te da un escalofrío rememorar cómo era la situación en nuestro propio país hace unas décadas, pero está claro que no es suficiente. En ese sentido, la gigantesca manifestación feminista del pasado 8 de marzo es un hito, en la batalla para acabar con la brecha social, el acoso, la violencia y el ninguneo que sufren miles de millones de mujeres en el Planeta Tierra.
He escrito «miles» y no «cientos» o «decenas» porque a día de hoy es evidente que quienes no padecen esa lacra en alguna de sus variantes son minoría.
Dicho esto, no perdamos el oremus y a cada cual lo que le corresponde, porque estoy oyendo y viendo cosas que darían risa si no este asunto no fuera tan trascendental.
De salida, creo que no tiene nada de malo haber nacido hombre, porque escuchando alguna de las tertulias de televisión de las últimas horas, daba la impresión de que si te gusta el fútbol, te vistes por los pies, eres un «adán» de esos que dejan todo tirado y sueltas, de vez en cuando, una galantería, deberías ser internado en un centro de rehabilitación o directamente en prisión. Segundo y cuesta expresarlo por lo obvio, el mundo no sería mejor que ahora si lo gobernasen las mujeres.
No voy a citar ejemplos o enumerar nombres como Golda Meir, Indira Ghandi, Eva Perón o Margareth Thatcher, porque saldrán en tropel los listillos argumentando que asumieron «roles masculinos», pero si crees sinceramente en la igualdad debes concluir que las mujeres son tan inteligentes, perseverantes, laboriosas, imaginativas, codiciosas, ladronas, crueles y malvadas que los hombres.
En la lista de perversos históricos hay un nutrido contingente de perversas y no existe organización terrorista o banda sectaria en la que no hayan tenido una siniestra representación.
Y ahora llegamos a lo que le toca a cada uno, porque tiene su coña que las mismas que han cobrado de la machista teocracia iraní y respaldan el desaforado chavismo venezolano, sean las que ataquen a las de Ciudadanos en la manifestación, porque no les parecen «pata negra».
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