Opinión

Ataques y amenazas

«Nunca más dormiréis tranquilos». «Os ha llegado la primavera». Así amaneció ayer la sede del Partido Socialista en Vilanova i la Geltrú. Pintada y con los cristales llenos de huellas de golpes de martillo con los que se había intentado tirarlos abajo. Como en una metáfora, a pesar del ataque a la sede del PSC en la céntrica calle de la Peixateria, dónde estaba el antiguo mercado de pescado, los cristales resistieron. «La revolución de las sonrisas empieza con pintadas y sigue con ataques a nuestro local. Nosotros no callaremos. A cada insulto, una propuesta. A cada ataque, una idea», contestaba el primer secretario de los socialistas, Juan Luis Ruiz. No fue el único ataque. El despacho profesional del portavoz socialista de Tortosa también amaneció decorado por las hordas «democráticas». También respondió el amenazado, Enric Roig «nos quieren excluir del ámbito público y ahora también nos señalan en nuestro ámbito privado a los que no comulgamos con su pensamiento único. ¡Respeto!»,

Los Comités de Defensa de la República –CDR– amenazan con nocturnidad y alevosía. Decía Quim Arrufat, ex diputado de la CUP y ex coordinador del partido, «nuestra posición es gandiana. Ni un ápice de violencia». Se supone que «nunca más dormiréis tranquilos» no es una amenaza, ni oculta violencia ahora que los CDR dicen que «se ha acabado la tregua». Ayer fueron blanco de los ataques los socialistas. Ciudadanos, PP y medios de comunicación, como el Crónica Global que ha visto su sede atacada en dos ocasiones, son dianas de la «revolución de las sonrisas» El último en ser calificado de «facha», fue el director del diario digital e-noticies, Xavier Rius. El acusador fue ni más ni menos que el director de la Escuela de Administración Pública, Agustí Colomines, cuya pareja es la diputada de Junts per Catalunya, Aurora Madaula. El Grupo de Periodistas Pi i Margall ha pedido su dimisión o su cese –sigue en su puesto a pesar del artículo 155– porque, además, según reza en su comunicado, califica al periodista en su perfil de Twitter de «ladrón», «extorsionador» e «idiota», en un alarde intelectual. ¡Viva la democracia!