Opinión
Luz de Justicia
Los independentistas catalanes desconfían de la asertividad con la que el sector constitucional se ha tomado la libertad bajo fianza de Puigdemont.
Los separatistas, después de constantes ridículos internacionales, estaban tan necesitados de algún reconocimiento que han vivido las simples medidas cautelares como una liberación.
Hablan de bofetada al Gobierno, sin darse cuenta de que con esas palabras siguen instalados en la retórica de violencia. Pero los constitucionales lo único que quieren es respetar las decisiones de los jueces de las democracias y que no haya bofetadas para nadie. Ojalá todos los presos pudieran estar libres después de hacer frente a sus responsabilidades, pero es un juez regional quien considera que no hay violencia, mientras que la Fiscalía alemana considera lo contrario. La controversia es positiva ya que se examinarán al detalle, a plena luz sobre la mesa, todas esas conductas.
Los coches de policía destrozados, los neumáticos ardiendo en las carreteras; los artistas, jueces y policías amenazados y coaccionados seguirán ahí. Los hechos hablan por sí solos.
Para los constitucionales catalanes que se hable, se examine y se delibere ya es toda una victoria, porque hasta hace poco en Cataluña el poder institucional catalanista impedía hacerlo. No podía discutirse la aberración democrática de que tuviéramos un supuesto defensor del pueblo regional que llevaba casi más tiempo en su cargo de lo que estuvo Franco en el suyo. No podía debatirse el hecho antidemocrático de que tuviéramos que gobernarnos por una ley electoral no proporcional e injusta, provisional desde hace treinta años, basada en un censo favorable a los nacionalistas que ya no nos representa. No podía denunciarse la anomalía antidemocrática de que la emisora pública regional de televisión no permitiera la entrada en sus programas a la mayoría de catalanes que no son separatistas. Ahora todo eso está bajo el microscopio. Los constitucionales tienen paciencia. Necesitan cien mil votos en la próxima década para desmontar ese sistema desde dentro. Mientras se regalen programas de televisión a consortes de ex-presidentes (como quien regala masters) esos votos irán creciendo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar