Opinión

Amos y fanáticos

No quiero ni pensar cómo llamaría el Señor Lobo de «Pulp Fiction» a lo que públicamente le hizo Pilar Rahola a Artur Mas anteayer en TV3. Seguro que «entrevista» no sería el nombre que elegiría, sino algo más jovialmente pornográfico. Mas, envejecido, parecía una iaia conspiranóica y, al día siguiente, la emisora se puso al servicio de Puigdemont para otro de sus spots personales de publicidad justificándose.

Ambas citas televisivas tenían el inconfundible tono de la propaganda totalitaria. La mejor expresión verbal de esos contenidos totalitarios nos la facilitaba una integrante de los CDR cuando hablaba en un reportaje de «la malignidad absoluta» del estado de derecho. O sea que los CDR han descubierto ellos solitos el absoluto. Han encontrado a Satán. Han descubierto al Kraken de los cuentos.

Por supuesto, esos procesos mentales de absolutos son bien conocidos entre los chalados de las sectas. ¿Son todos unos fanáticos chiflados los dos millones de votantes del independentismo? Por supuesto que no, pero oyendo algunas de las delirantes descripciones de sus adeptos hay que reconocer que reúnen entre sus filas a una buena proporción. Lo peor en cualquier caso no es la parte de fanáticos que se da en todas las poblaciones, sino los justificadores intelectuales de la chifladura. Son quienes se dan cuenta ahora cómo, con lo que han hecho y dicho en los últimos tiempos, su futuro está sellado. Se han excedido tanto que tendrán ya para siempre a la mitad de los catalanes en contra y ello hipoteca seriamente el futuro que aspiraban a protagonizar.

En ese sórdido, triste y cotidiano error se basa su radicalización y que les esté creciendo un bigotillo totalitario en el labio superior que no responde ni al avance de la edad ni a la falta de depilación. En Cataluña, algunos califican de «gentuza» a quienes ven bien la detención de Puigdemont, aunque sea una mayoría de la población. Clásico de los totalitarismos tildar de escoria a los que no piensen como ellos. Rahola quiere un «puto amo», pero ha de comprender que los demás catalanes no. De hecho, todas las luchas contra los fascismos han sido siempre esfuerzos para quitarse de encima precisamente a algún puto amo.