Opinión

Ternera y ternura

En mi aventurera juventud tuve amigos de todos los signos e ideologías. Fue una época presidida por la curiosidad voraz y la exploración de la libertad. Cuando jóvenes, la palabra libertad nos suena tan hermosa que no podemos vivir sin ella. Esa búsqueda orientó, pues, mi conducta incluso para tomar a veces decisiones equivocadas.

La verdad es que hay que ver la de dependencias en que me metí para intentar ser libre e independiente. Entre las muchas extrañas amistades a las que me acercó mi curiosidad desatada, conocí algunos jóvenes que se interesaban por las pistolas.

Nunca lo vi claro. Una pistola es una máquina pensada para matar seres humanos. No animales o fieras (eso sería una escopeta de caza), sino humanos. Por tanto, el excesivo interés de cualquiera en acercarse a ese tipo de maquinarias me pareció siempre mala señal. La mayoría de los que se caracterizaban por ese sesgo terminaron, con los años, bastante horrorosamente. Por eso, nunca he dudado de la absoluta zoquetería de mentes como la de Ternera u Otegui. ¿Por qué será que, muchas veces, la arbitrariedad refleja, desorientada y asustadiza de los necios oportunistas un poco despiertos es interpretada por los humanos como astucia diabólica? No. Estos berzotas destrozaron vidas ajenas y propias y encima han tardado diez años más que el resto de la humanidad en enterarse que estaban acabados. No ha habido lucha noble, sino todo un sistema de estratagemas cretinoides para sudar lo menos posible en esta vida, recurriendo incluso al asesinato si era necesario.

Toda la ternura que ellos no merecen ha de ser destinada a las víctimas. A las vidas deshechas para siempre. Y mencionar también a los sacrificados inútilmente que abundan en su propio bando. Esos pagafantas de la política que son otro efecto lamentable de la propaganda del oportunista primario: el chavalote que se arruina el futuro por quemar un cajero automático, el consejero que acaba en Estremera por querer ignorar en lo que se metía.

Los vegetarianos suelen amar a los animales, pero muchos animales comen carne. Yo solo detesto a los caníbales. Para Ternera, ninguna ternura y mucha verdura. Pienso. No primera persona verbal, sino sustantivo.