Opinión
¿Papamos?
Pocas noticias contraen las nalgas y paralizan más el esfínter que el anuncio de que vamos a ser padres. No te digo ya cuando lo que vienen son dos criaturas. Uno, inevitablemente, piensa que no sabe si estará a la altura, si será capaz de llegar a todo, si los niños no sufrirán la crueldad de la biología en forma de extrañas enfermedades, etc. Ser padre es algo maravilloso pero, a la vez, supone padecer inquietud ya para siempre, incluso cuando las cosas van bien.
Puede ser esa la razón de las claras alteraciones emocionales que ha mostrado estos días Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. Al fin y al cabo, todos estamos de acuerdo en rechazar a los torturadores, pero hacerlo echándose a llorar en el hemiciclo, como si fuera un plató de «Gran Hermano», no parece muy adecuado. Llorar, ya deben saberlo, no suele impresionar mucho a los torturadores. También todo el mundo percibió un punto de histerismo sobreactuado en celebrar el final de la votación coreando con eslóganes de su partido el resultado, entre zapatetas y saltitos, cómo si quisiera simular que hubiera ganado él y no uno de sus rivales en liderar la oposición. Para cantar y gritar ya están los conciertos, pero el hemiciclo mejor que sea para hablar y votar.
Ahora bien, sin duda donde más se notó que Pablo anda necesitado de un abrazo fue en el momento que, acabada la investidura, Sánchez se dirigió hacia él para estrecharle la mano y Pablo, emocionado, se vino arriba un poco fuera de registro, saltó como un resorte, y se le colgó del cuello al socialista con la coleta de caballo dando pizpiretas ondulaciones. El nuevo presidente se detecta en las imágenes que queda un poco desconcertado. Incluso retira algo la cabeza por si va a venir detrás un pico con lengua y todo.
No sufras, Pablo. Tengo un hijo que ahora cumple diecisiete años y recuerdo perfectamente haber padecido lo que ahora tú sufres. Exactamente igual, pero sin el chalé de Galapagar. No te angusties por lo que te espera como padre. Como bien dice el lema de tu partido: tú podrás. Todo irá bien. Relájate y, sobre todo, ahórranos a todos la paciencia que hay que tener con las extravagancias de narcisismo numerero.
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