Opinión
Luis Reig Albiol
El Gobierno de Pedro Sánchez está lleno de antiliberales, posiblemente más que el de Mariano Rajoy. Y para colmo de males acaba de morir Luis Reig Albiol, ilustre ingeniero y empresario valenciano, que integró el selecto grupo de pioneros que defendieron nuestras ideas cuando eran bastante menos populares que ahora.
Jesús Huerta de Soto comentó: «Siempre fue un hombre bueno y un gran liberal. Todos, y yo especialmente, le debemos mucho». Estas palabras resumen bien la labor de Luis Reig.
Por un lado, impulsó la publicación en castellano de obras de los principales economistas de la Escuela Austriaca, gracias a Unión Editorial, la principal editorial liberal en lengua española, que fundó con Joaquín, su hermano, muerto en 1987, y Juan Marcos de la Fuente, que falleció el año pasado. Joaquín Reig tradujo «La acción humana», de Ludwig von Mises, y Luis hizo lo propio con «Derecho, legislación y libertad» de Friedrich von Hayek.
Además, Luis desarrolló otra tarea de importancia: congregó a los liberales en su casa, en un seminario al que acudieron personas que tuvieron impacto en el desarrollo del liberalismo en España. Por nombrar a tres de distintas generaciones, puedo citar a Lucas Beltrán, a Pedro Schwartz y, precisamente, a Jesús Huerta de Soto, hoy catedrático de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos y principal difusor español de las ideas económicas liberales austriacas. No solo ha creado un puñado de destacados discípulos en el mundo académico, sino que algunos de estos discípulos han dado el salto a la divulgación sin complejos de nuestras ideas, como sucede con Gabriel Calzada, Juan Ramón Rallo y otros.
Este año celebraremos en Canarias la primera reunión general en España de la Sociedad Mont Pèlerin, fundada por Hayek en 1947 y de la que formaron parte los hermanos Reig. Allí nos juntaremos los liberales y recordaremos a Luis, que fue primer premio Juan de Mariana a «una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad».
Alguien dirá que Luis murió de tristeza por la perdurabilidad del antiliberalismo entre los políticos españoles, tanto en el PP como en el PSOE, como en los demás partidos de nuestro país. Pero es falso. Era un optimista pero también realista, e hizo una gran labor allí donde ha de extenderse primero la simpatía por el liberalismo: en las ideas y la sociedad civil.
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