Ninguno, ninguno...

No saben ustedes la suerte que tenemos por ser catalanes Batet, Torra o yo. Y es que los catalanes hemos sido bendecidos por un fenómeno curiosísimo en la cadena evolutiva. Se desconoce el porqué y los científicos aún no han descubierto el motivo, pero el hecho es que los catalanes podemos hacer cosas propias de fachas y decir frases nazis y a pesar de ello no ser nunca ni nazis, ni fachas, ni racistas. ¿No es maravilloso?

Probablemente se debe a algún salto en el ADN de esos que tanto gustan a Quim Torra, pero resulta que el simple contacto con nuestra piedra caliza, nuestro mar mediterráneo, nos ha dotado de una imposibilidad innata para ser nazis o fachas por mucho que emitamos segregaciones fraseológicas en las que afirmemos que hay seres humanos inferiores a nosotros, que son pobres animales enfermos de genética deteriorada y con problemas freudianos. Esta capacidad de estar exento de fascismo se adquiere por ciencia infusa y lo más prodigioso es que, por más demencias intelectuales humanamente inaceptables que se emitan en Cataluña, la sociedad está de acuerdo en que, a pesar de las pruebas objetivas que se amontonan en contra, aquí no hay fachas.

Por ejemplo, una presentadora a sueldo de TV3 puede ponerse unos pendientes de lazos amarillos y si le señalas que colocar signos políticos en su indumentaria ya lo hacían ministros franquistas como Fraga Iribarne con sus famosos tirantes de la bandera española, te dirá que es cosa diferente. La conducta es la misma, pero solo por el hecho de tratarse de Cataluña el asunto se supone que ha de ser ya distinto. Eso resulta fenomenal para los psicópatas, porque dentro de poco podrán quemar judíos, azotar negros y gasear niños palestinos sin dejar de ser perfectos y pacíficos demócratas. Solo bastará que se censen en suelo catalán y las emanaciones mágicas de nuestra tierra arcillosa provocarán que por muchas barbaridades que hagan, digan o escriban, ellos no sean ni nazis, ni fachas, ni racistas. Los únicos perjudicados serán los caníbales. Porque, si aspiran a abrir las cajas craneales de toda esta gente y darse un festín de vísceras con su contenido, me temo que su muerte por desnutrición va a ser segura.