Opinión
El CIS Masterchef
El «efecto Moncloa» provoca una euforia desatada en las cocinas del CIS, por algo allí lleva el delantal José Félix Tezanos, ex secretario de Estudios y Programas del PSOE, puesto al que renunció después de advertir el partido que no había maquillaje que pudiera con esa apariencia demacrada que dejó su nombramiento. El PSOE es una verbena de verano que saca a bailar a media España en un pasodoble lisérgico. Todo es de color.
Pedro Sánchez ha sacado rédito a sus manos y a sus gafas, convertido ya en «influencer» y chico maravilla en la secuela de «Los increíbles». Advierta el lector que el sondeo del CIS es anterior a la llegada de Casado, a la huelga de taxis o al aumento de la presión migratoria. El señor Tezanos podía disimular un poco pero ha optado por no cortarse, toda la sangre en el empeño.
Venga la Prensa a gastar en encuestas y llega el cocinero mayor a chamuscar todas las previsiones, que por supuesto estaban equivocadas. Quien lleva la sartén por el mango también nos mete en la cazuela y nos rehoga a su antojo. Los españoles somos un revuelto de ajetes y un filete de lechuga, tan fácil de digerir como de manipular. La cocina del CIS es un clásico de la literatura periodística de ficción, con el PP también, pero esta vez ese manifiesto futurista a lo Marinetti en la portada de «Le Figaro», nos recuerda que gobierna el partido de la deconstrucción y la gastronomía molecular cuando estamos volviendo al guiso de la abuela. ¿Cómo se come eso?
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