Opinión

La insostenibilidad antisocial de Pedro Sánchez

En su primera rueda de prensa en solitario desde que accedió a la presidencia del Gobierno tras el último Consejo de Ministros antes de vacaciones, Pedro Sánchez ha querido reivindicar la nueva senda de déficit que hace apenas unos días fue rechazada por el Congreso de los Diputados. El líder del PSOE reclamó a los grupos de la oposición que le dejaran endeudarse en mayor medida para así garantizar, dijo, una doble estabilidad: no sólo la económica (exigida por Bruselas en forma de reducciones del déficit) sino también social (impulsada por el PSOE a través de incrementos del gasto que refuercen el Estado de Bienestar).

Puede que, como eslogan propagandístico, la idea de «doble estabilidad» resulte atractiva, pero en realidad sólo constituye una forma –otra más– de desviar la atención del serio problema de estabilidad financiera que todavía padece nuestro país. Y es que la deuda del conjunto de las Administraciones Públicas alcanzó en mayo su récord histórico en términos absolutos: 1,15 billones de euros. La cifra debería generar verdadera inquietud entre nuestros cuadros dirigentes, habida cuenta del fortísimo incremento que ha experimentado desde el comienzo de la crisis (momento en el que apenas alcanzaba los 0,4 billones). Sin embargo, gran parte de nuestra clase política prefiere mirar hacia otro lado con la mala excusa de que estamos creciendo y de que, en consecuencia, estamos logrando estabilizar el porcentaje que los pasivos estatales representan sobre nuestro Producto Interior Bruto (PIB): y es que, desde el año 2015, la deuda pública española no ha superado el 99% de nuestro PIB.

Por desgracia, este último enfoque es equivocado. En el actual contexto de crecimiento económico,no deberíamos conformarnos con mantener a raya el porcentaje de nuestros pasivos públicos sobre el PIB: al contrario, deberíamos estar esforzándonos en reducirlos con intensidad y, para ello, resulta imprescindible ante todo fraguar un superávit presupuestario... algo que los aumentos del gasto preconizadas por Sánchez no hacen más que alejar.

Sin ir más lejos, esta misma semana, un informe de Bank of America alertaba de que España sería uno de los países de la Eurozona más afectados por una nueva crisis internacional. Y la razón de esta fuerte fragilidad de nuestro país no es otra que los altos volúmenes de deuda pública con los que sigue cargando. A juicio de los economistas de esta entidad estadounidense, España debería haber aprovechado los últimos años de bonanza para acelerar su proceso de consolidación fiscal, ya que ahora mismo sigue siendo extremadamente dependiente del crédito barato que proporciona el Banco Central Europeo. Pero, ¿y si la entidad emisora comienza a endurecer sus condiciones de financiación –tal como ha anunciado que piensa hacer a lo largo de los próximos trimestres– y, además, nuestra economía también comienza a expandirse con un menor vigor que hasta el momento –tal como ya está sucediendo desde el segundo trimestre de este año–? Pues sucederá que sufriremos mucho más de lo necesario como consecuencia de los temores que inspirará ante la comunidad internacional la (in)solvencia de nuestras Administraciones Públicas.

¿Recuerdan que en 2012 a punto estuvimos de quebrar? Pues, desafortunadamente, no es un escenario que quepa descartar por completo en el medio-largo plazo. Y todo porque ni el Gobierno de Rajoy ni el Gobierno de Sánchez se han tomado realmente en serio la senda de déficit marcada por Bruselas. No, no es sostenibilidad social, sino insostenibilidad antisocial.

Mala solución para la competencia

La «huelga» del taxi ha concluido esta semana con un preacuerdo con el Ministerio de Fomento: el Gobierno central se compromete a descentralizar la competencia para regular las licencias VTC a aquellas autonomías que lo soliciten. Pero, ¿por qué los taxistas reclaman que sean las administraciones regionales, y no la administración central, las que reglamenten esta materia? Pues porque aspiran a poder influir de un modo mucho más directo sobre los ejecutivos autonómicos que sobre el central: influir con el propósito de consolidar su oligopolio legal y expulsar a aquellos conductores que obtuvieron legalmente sus licencias VTC. Se trata, pues, de un caso flagrante de «captura del regulador»: el poder político instrumentado por un lobby en su privativo beneficio y en contra del conjunto de la ciudadanía. La única solución verdaderamente válida para el conflicto del taxi es liberalizar y acabar con todo el sistema de licencias.

Contra los autónomos

El Ejecutivo socialista ya ha anunciado reiteradamente sus planes de incrementar las cotizaciones sociales a los trabajadores autónomos. Pero la ofensiva contra este colectivo no va a terminar aquí: en su último Consejo de Ministros antes de las vacaciones, el Gobierno ha aprobado un Real Decreto Ley con el que pretende combatir a los mal llamados «falsos autónomos», forzando a que sean incorporados como asalariados a la plantilla de la compañía con la que se relacionan de modo preferente. Se trata de un error de planteamiento que puede terminar destruyendo muchos de esos empleos: a la postre, el «falso autónomo» es realmente un autónomo que ofrece flexibilidad a la compañía (o compañías) a la que les presta servicios, de modo que todo cuanto implique mayor rigidez redundará en una menor contratación de esos servicios.

Apple: un billón de dólares

Apple se ha convertido en la primera compañía de EE UU cuyo valor de mercado supera el billón de dólares. Dicho de otra forma: si algún ahorrador deseara convertirse en propietario único de esta empresa debería abonar tal cantidad a sus accionistas. Pero, ¿cómo es posible que Apple posea un valor que ascienda a alrededor del 75% del PIB español? Pues porque los inversores tienen la expectativa de que la compañía de Cupertino siga vendiendo a los precios actuales millones de unidades de iPhones, iPads, MacBooks y demás de sus mercancías. Es decir, en función de su trayectoria exhibida hasta la fecha, se espera que Apple mantenga su posición competitiva a la hora de ubicarse en la vanguardia mundial de la creación de valor tecnológico para sus usuarios.