Opinión
Si no hay crisis...
Lee –y ve– uno las informaciones que se suceden en cascada en relación con Donald Trump y daría la impresión de que en Estados Unidos está a punto de desencadenarse el apocalipsis. Lo cierto es que pocas circunstancias están más lejos de la realidad. A pesar de que los demócratas y medios afines llevan meses y meses hablando de la intervención rusa en las elecciones presidenciales, no aparece ninguna pistola humeante e incluso algunos impertinentes llevan tiempo señalando que Estados Unidos no es el país más adecuado para pontificar sobre intervenciones en procesos electorales extranjeros. Por añadidura, el supuesto vuelco electoral de final de año no está nada claro en favor de los demócratas y, para colmo, cada vez parece más difícil arrastrar al impeachment a Trump. Ciertamente, la realidad política en Estados Unidos se parece escasamente a lo que cuentan algunos medios y corresponsales. A decir verdad, se dibuja sobre la pauta de una economía que está alcanzando extraordinarias cifras de creación de empleo y de crecimiento económico. El futuro político de Trump no está en manos de una pechugona que recibió dinero por callar. Depende de la evolución económica. Así de simple. Si Estados Unidos mantiene su ritmo –verdaderamente excepcional durante la presidencia de Trump–, la reelección puede darse por asegurada y así lo reconocen, off the record, eso sí, políticos demócratas de alto coturno. Si estalla –Dios no lo quiera– una crisis financiera que sería más devastadora que la de 2008 entonces Trump perdería casi con seguridad unas nuevas elecciones. Eso es todo. Lo demás son músicas no celestiales, pero sí mediáticas.
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