Opinión

Corcuera socorre al Gobierno

José Borrell, actual ministro de Asuntos Exteriores, estaba al frente del Ministerio de Obras Públicas, con Felipe González de presidente, cuando, en el mes de febrero de 1992, los ministros del Interior de España –José Luis Corcuera– y de Marruecos –Driss Basri– firmaron el acuerdo que, ahora, el Gobierno de Pedro Sánchez ha invocado para devolver al país magrebí a 116 subsaharianos entrados en España ilegalmente.

El artículo 1 de aquel protocolo es diáfano: «El Estado requerido (Marruecos) readmitirá en su territorio a petición formal del Estado requeriente (España) a los nacionales de países terceros que hubieren entrado ilegalmente» y añadía que todo debía hacerse en los diez días siguientes a la llegada de ilegales. El acuerdo se aplicó poco pero con efectividad –también lo utilizó Aznar– y luego cayó en el olvido.

José Luis Corcuera, que fue un buen ministro del Interior –con sus claros y sombras, como todos, y con su fuerte temperamento–, sintonizó con José Borrell cuando coincidieron en el Consejo de Ministros. El ahora titular de Asuntos Exteriores conoció en su día el acuerdo aplicado ahora por el Gobierno, pero existen indicios que apuntan que Corcuera, que nunca olvidará la larga y compleja negociación con Basri, el hombre de confianza de Hassan II, podría haberle recordado la existencia de un acuerdo que fue muy útil y que puede volver a serlo, una vez que Marruecos acepta su vigencia.

Negociadores españoles de aquel pacto subrayan la importancia para Marruecos de que la primera visita exterior de cada presidente español, poco después de tomar posesión, sea al país alahuita, tradición rota por Sánchez.

El Gobierno marroquí tiene medios para controlar la inmigración ilegal a España y, en algunas ocasiones, deja de utilizarlos. Es su manera de enviar una señal de malestar de un país, que tiene la condición de «observador privilegiado» en la Unión Europea y que valora ser «respetado» en Europa.

Felipe González y su ministro del Interior lo comprobaron hace 25 años y ahora nadie descarta que Corcuera haya acudido en socorro de un Gobierno en el que está su amigo Borrell.