Opinión

Mejor sin Presupuestos

La economía española se está desacelerando de un modo cada vez más evidente. Crecemos al menor ritmo desde el inicio de la recuperación, nuestro sector exterior parece que ha dejado de mejorar, durante el pasado mes de agosto destruimos por primera vez empleo en términos desestacionalizados y los indicadores adelantados de confianza en el sector manufacturero y en el sector servicios se están resintiendo. No es que nos hayamos frenado en seco; tampoco que corramos el riesgo de entrar en una inminente recesión, pero sí ocurre que el saludable ritmo de expansión al que nos habíamos acostumbrado durante los últimos años se está ralentizando.

A este respecto, diversos analistas han sugerido que la incertidumbre respecto a la futura aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2019 podría estar resultando contraproducente para los intereses de nuestra economía. Desde su punto de vista, si las negociaciones entre PSOE y Podemos llegaran a buen puerto y, a su vez, el trámite parlamentario se desencallara, entonces las expectativas mejorarían y nuestra actividad productiva recibiría un impulso que serviría para contrarrestar la desaceleración que estamos experimentando. Desde esa óptica, la aprobación de los Presupuestos resultaría imperativa frente a cualquier otra refriega politiquera.

Pero no. Resulta muchísimo peor la certidumbre de unos malos Presupuestos que la certidumbre de la ausencia de tales Presupuestos o, incluso, que la incertidumbre sobre si finalmente habrá o no Presupuestos. Ser conscientes del desastre no es preferible a tener bien claro que el naufragio no sucederá. Y, en este sentido, la ensalada financiera que están cocinando Sánchez e Iglesias al alimón es un pésimo plato que a buen seguro se le indigestaría a nuestra economía.

Primero, y según lo adelantado en rueda de prensa por el líder de Podemos, el Gobierno pretende impulsar un disparatado incremento del gasto público (reindexación de las pensiones al IPC, eliminación del copago, sanidad para todos, gratuidad de las escuelas infantiles de 0 a 3 años, o libros de texto gratuitos). Segundo, de momento, nadie ha presentado detalle alguno de cómo pretenden financiar tan grueso incremento de los desembolsos, pero no parece que vaya a ser por la vía de minorar otras partidas del gasto, de modo que sólo caben dos alternativas: o mayor déficit púiblico, o mayores impuestos (o, lógicamente, una combinación de ambas cosas).

Incrementar (todavía más) nuestro endeudamiento constituiría una irresponsabilidad financiera máxima. Llevamos desde 2014 con una ratio de deuda sobre PIB que ronda el 100%, lo que nos puede colocar en el disparadero de la inestabilidad financiera tan pronto como la liquidez global comience a secarse. Asimismo, incrementar (todavía más) los impuestos propinaría la puntilla a un sector productivo que, como ya hemos expuesto, parece haber iniciado su senda de desaceleración. Agravar la tributación de los trabajadores cualificados, de las grandes empresas, del ahorro privado o de las transacciones financieras –que es lo que ambiciona Unidos Podemos– sólo constituye una vía para ahuyentar el valor añadido y la inversión empresarial.

No, España no necesita ni más impuestos ni más deuda pública: no lo hemos necesitado ni en la crisis ni en la recuperación, y ciertamente no lo necesitamos durante la etapa de ralentización. Más bien al contrario. Si queremos estimular sosteniblemente nuestra economía, deberíamos estar pensando más bien en recortar el gasto público y los impuestos para así, a su vez, poder meter el déficit en vereda.

Subida de cotizaciones a los autónomos

Uno de los acuerdos tributarios a los que parecen haber llegado PSOE y Podemos se refiere a las cotizaciones sociales de los autónomos. Ambas formaciones han pactado bajárselas en la medida en que se les obligará a pagar a la Seguridad Social en función de sus ingresos reales. La base mínima de cotización dificulta la supervivencia financiera de muchos autónomos, pero para solucionar el problema sólo es necesario eliminarla. Obligar a que los autónomos coticen por sus ingresos reales supondrá que 1,5 millones de autónomos tengan que pagar mucho más que hasta ahora. No es una bajada, sino una subida en toda regla.

Generando más escasez en el alquiler

Fomento declaró estar estudiando que las Administraciones Públicas se entrometan en los contratos de arrendamiento fijando un precio máximo a los alquileres. El objetivo sería garantizar la accesibilidad de los ciudadanos a una vivienda en medio del actual boom del arrendamiento. Lo que sucedería es que si los precios del alquiler se limitaran, muchos propietarios dejarían de ofrecer sus inmuebles en arriendo y, consecuentemente, habría menor disponibilidad de pisos en alquiler. Las administraciones generarían una escasez artificial que no podría corregirse ni siquiera pagando más por los inmuebles. No más accesibilidad, sino menos.

Trump sigue con sus amenazas a China

Cuando parece que el actual ciclo expansivo que siguió a la Gran Recesión podría estar finalizando, el presidente de EE UU continúa con sus amenazas contra China. Trump podría terminar gravando con aranceles la totalidad de los 517.000 millones de dólares en importaciones chinas. Debería ser evidente que no necesitamos de una fuerte disrupción de los flujos comerciales globales que puedan agravar la posición deudora de las economías emergentes. Un descalabro comercial seguido de una bancarrota financiera sería un cóctel explosivo que nos afectaría de lleno al resto de economías desarrolladas.