Opinión

Esto sigue revuelto, como la vida misma

Vértigo. La exministra Montón es historia. ¿Quién la recuerda menos de una semana después de su dimisión? Josep Borrell habla de los políticos catalanes presos. María Jesús Montero (Hacienda) y Nadia Calviño (Economía) anuncian, sin sonrojo, más impuestos. La andaluza Montero, no obstante, elude estigmatizar a las Sicav. En Podemos, no gustará. Calviño, que soñaba con la discreción, tiene que dar la cara. Hará lo que le pidan. Su objetivo es suceder a Arias Cañete en una comisaría europea. María Luisa Carcedo está pendiente de estrenarse como sustituta de Montón. ¿Habrá alguien que vuelva a hojear la tesis de Pedro Sánchez? Rivera la convirtió en un objeto pasajero de deseo. Usar y tirar. «Lo que no te mata te hace más fuerte», susurra Iván Redondo en los oídos del presidente. El estratega-jefe de Gabinete del inquilino de la Moncloa nunca descansa. Margarita Robles ha pagado los platos rotos y sus propios errores. Quizá lo pase por alto, pero no es mujer que olvide con facilidad. Puede ser un problema. El líder del PSOE ya le ha devuelto los favores. Pedro Indiana Sánchez Jones, improviso sobre la marcha, con guión previo, claro, ya se ha levantado del golpe que le propinó Rivera. Se lo devolverá y también cargará contra Casado.

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, respeta la independencia judicial –¡faltaría más!–, pero tiene su opinión sobre los políticos catalanes encarcelados y sobre el asunto Casado, pendiente del Supremo. A la Fiscal General, María Jesús Segarra, la nombró ella. Ha habido más de 20 reuniones, discretas, Gobierno-Generalitat, ministros-consellers. Elsa Artadi viaja con frecuencia a Madrid. Pedro Sánchez se lo dijo claro a Ana Pastor. Dejó abiertas otras puertas, pero el gran problema es Cataluña. Juega con la ventaja de todas las coartadas que tiene para no intervenir. La Justicia es independiente y debe dejarla actuar. Tiene resortes, pero guarda esa baza para después de unas elecciones. Y también para ganarlas. Hay cosas que basta con sugerir, como que puede llegar a ser generoso. Quim Torra y Junqueras lo entienden perfectamente. El presidente no persigue a los salarios altos, pero Podemos le exige embridarlos. Y si hay que subir más impuestos, la culpa la tendrá Casado por no facilitar los Presupuestos. La tesis es historia. Ahora hay que cambiar la Constitución para eliminar aforamientos, rejonazo contra Casado. En La Moncloa, antes del verano, le hizo creer que lo mejor era el bipartidismo.

–«Oiga, ¿esto no va algo revuelto?», pregunta uno de los personajes de «Madera de Boj», la gran novela gallega de Camilo José Cela.

–«Como la vida misma», responde otro. Vértigo.