Opinión

Sánchez, fuego amigo y «blitzkrieg»

Pedro Sánchez ya conoce la amargura de sufrir el fuego amigo. Churchill fue el primero en decirlo y luego siguieron su estela Adenauer y Andreottí: Los enemigos son los compañeros del partido. Los miembros de la oposición se quedan en adversarios y con ellos hasta es posible entenderse. El presidente y su estratega Iván Redondo, con maniobras relámpago a modo de «blitzkrieg» política, estaban convencidos de que habían superado el episodio del plagio de la tesis doctoral. No obstante, tomaron precauciones. Socialistas y populares preferían dejar pasar ese cáliz.

La web moncloa.com apuntó que Sánchez y Casado hablaron por telefóno. El chiste del dentista, «¿verdad que no nos vamos a hacer daños?» Los detalles habrían quedado para sus equipos, encargados de aparcar la tesis y el trabajo del máster en el desván del olvido, aunque habría licencias. Ni unos ni otros quieren dar cuartel ni a Iglesias ni a Rivera.

Pedro Sánchez creía que había superado la crisis, cuando alguien tiró de la manta de las 454 palabras copiadas de una conferencia de un diplomático, incluidas en el libro que publicó con Carlos Ocaña. El presidente y su equipo no tuvieron ninguna duda, el fuego amigo había aparecido. Sánchez no tiene rivales en el PSOE, pero tampoco hay unanimidad sobre él y sobre su política. Siempre hay damnificados cuando se elige un equipo y cuando hay que abordar un asunto tan complicado como Cataluña, con estrategias de diálogo y amables, que pueden horadar votos y aspiraciones en otros territorios.

Todo muy político y humano. Casado, ya a las puertas de la exhoneración por el Supremo tras la opinión de la Fiscalía, permitirá algún amago de crítica, pero eludirá hacer sangre, mientras Redondo hilvana la siguiente «blitzkrieg» política.