Opinión

Pablo, al menos dales las gracias

Goebbels no siempre funciona. Que no por repetir una mentira mil veces acaba infaliblemente convertida en dogma de fe. Pablo Casado es una de las excepciones que confirman la regla. La izquierda socialpodemita intentó vendernos el cuento de que su máster en la Rey Juan Carlos era ful (lo que ahora llamamos imbécilmente «fake» teniendo un acervo lingüístico tan rico). Casualmente, coincidiendo con el inicio de su ascenso a la séptima planta de Génova 13. Cuando comprobaron que no colaba, nos dieron la matraca con su licenciatura en Derecho. Todo valía con tal de que se rompiera la crisma antes de pisar los 8.848 metros de la cumbre de ese Everest político que es Génova 13.

El desiderátum de estos falsarios degeneró en orgasmillo cuando pusieron en solfa hasta su carrera de Empresariales. Juraban y perjuraban que era otro presente de sus rumbosos profesores. Ahora resultaba que las universidades españolas regalaban títulos como si fueran churros. Era un cachondeo al cuadrado la Complu, un cachondeo al cubo la Rey Juan Carlos. Estos pinochos de tres al cuarto quedaron pronto retratados. La Complutense indicó que todo estaba en orden en los estudios de Derecho. «No hay una sola irregularidad», apuntaron dos meses después de que el supuesto denunciante del cohecho en forma de licenciatura afirmara públicamente lo contrario de lo que decían que había dicho en privado. La Rey Juan Carlos sentenció lo mismito el viernes sobre el título de Empresariales.

Entre tanto, consiguieron que el máster se judicializase. Como si fuera un vulgar émulo de la falsaria Cifuentes o de la plagiaria Montón. El presidente del PP recibió ante-anteayer otra buena noticia: el escrito de la Fiscalía solicitando el archivo de la causa enviada al Supremo por el «no» caso máster. El ministerio público pega un repasito a la instructora, Carmen Rodríguez-Medel, asegurando que la acusación estaba basada en «meras conjeturas y sospechas» y era fruto de «una investigación prospectiva», estrictamente prohibida en nuestra legislación. La cacería ha terminado con el elefante vivito y coleando. Antes pesaba 3.000 kilogramos y desde el viernes está en las seis toneladas. El orgasmo que vaticinaban sus inquisidores ha degenerado en gatillazo. De bien nacidos es ser agradecidos, Pablo. Dales las gracias porque estabas a 10 kilómetros de Moncloa y te han puesto a 100 metros. Ciertamente, han conseguido que el 21-S sea un día para la historia.