Opinión

Pablo y Pedro, palo y zanahoria

Pablo (Iglesias) y Pedro (Sánchez), porque el que decide es el líder de Podemos –salvo sorpresa mayúscula– llegarán a un acuerdo en el último minuto sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2019. La ministra Nadia Calviño, cuyo único cometido es torear con la Comisión Europea, podrá por tanto presentar el 16 de octubre el llamado «Plan Presupuestario 2018», un trámite obligatorio ante las autoridades comunitarias, que deberán validar esas cuentas. Eso no significa, sin embargo, que los Presupuestos tengan vía libre ni, mucho menos, que se vaya a cumplir y aplicar todo lo que Iglesias y Sánchez prometen. Para ellos, ahora, lo importante es anunciar medidas populares y, si no pueden ponerlas en marcha, se culparán entre ellos –en periodo electoral– o arremetarán contra el PP y CiU o incluso contra Puigdemont si es él quien tumba los Presupuestos, porque todo es posible. Mientras, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, está en contacto permanente con Pablo Echenique y no mueve un número sin consultarle.

Iglesias y Sánchez celebrarán su acuerdo, pero sin dejar de mirarse de reojo. Podemos, débil en las encuestas, necesita ganar tiempo y no quiere elecciones generales hasta después de las municipales. Errejón, al margen de sus diferencias con Iglesias, ya explicó que «si no tenemos victorias en las municipales, no se puede esperar nada en las generales». Por eso, caminan al lado del Gobierno e incordian «sólo lo normal» con peticiones para contentar a su parroquia, como la dimisión de la ministra Delgado –que ayer patentó lo de «extrema-extrema derecha» como parte de su defensa en el episodio del almuerzo con Villarejo– o eliminar la inviolabilidad del jefe del Estado. «Palo y zanahoria», comentan en los círculos podemitas, que añaden: «Si no fuera por nuestra debilidad demoscópica, habríamos roto la baraja hace tiempo». Sánchez, superviviente sobre todo, no solo no se fía, sino que persigue aprovechar el punto flaco de su rival por la izquierda y tranquiliza a quienes defienden que ciertos acuerdos con Podemos pueden rebasar lo que desea el electorado socialista. El presidente no lo dice, pero sí su gente de confianza: «Pablo Iglesias actúa por conveniencia y nosotros aprovechamos la oportunidad». Habrá pacto presupuestario porque las advertencias del FMI, el que las cuentas no cuadren, el enquistamiento del déficit y de la deuda y que las promesas sobre pensiones sean medias verdades, son asuntos secuendarios ante los objetivos electorales. Pablo y Pedro, palo y zanahoria.