Opinión

El indulto es el fin de la democracia

El 15-N de 2108 pasará a la historia como el día de la infamia en la Asamblea de Madrid. El canto a la honradez del genial Lucio Muñoz que preside, majestuoso, el Parlamento madrileño debió enmudecer ante tamaña vileza. Podemos e increíblemente el Grupo Socialista del tal Franco que se inventó una licenciatura en Matemáticas no sólo rechazaron una proposición no de ley de Ciudadanos para prohibir el indulto a los golpistas que el 1-O de 2017 intentaron robar la democracia en Cataluña.

Lo peor de todo es que cuando mandaron a esparragar la iniciativa de Ignacio Aguado, los 37 diputados del PSOE y los 27 de Podemos aplaudieron a rabiar como si se celebrase el advenimiento de la democracia tras la dictadura. Normal en un partido como Podemos que, siempre, no sé cómo lo hacen, está del lado de los malos. Sean golpistas, proetarras, etarras o dictadores sangrientos. Anormal en el partido de Leguina, Lissavetzky y el portavoz Ángel Gabilondo. Gente moderada a la que estoy convencido provoca urticaria y vómitos estas salidas de pata de banco de una formación que antaño arrasaba echando mano de la transversalidad felipista y ahora pretende devolvernos a ese 36 en el que iban de la manita de comunistas e independentistas.

No podemos esperar otra cosa de ese «yonqui del poder» como acertadísimamente calificó Aguado a un Pedro Sánchez que es capaz de vender a su madre con tal de seguir yendo de marchuki en Falcon, mirando desde el helicóptero al resto de los mortales que circulamos por carretera y disfrutando de ese ayuda de cámara que le viste cual sibarita lord inglés mientras le espeta compulsivamente el «sí, señor» de rigor. Dicen en el Gobierno que el cada vez más previsible indulto a los Junqueras y cía es imposible de toda imposibilidad porque «habría que hacer realidad una utopía: el visto bueno conjunto de tribunal sentenciador y Fiscalía».

Teóricamente tan cierto como que desde antes del verano nos vienen preparando para esta eventualidad. Librar de la cárcel a esta gentuza sería un golpe de Estado sobre el golpe de Estado. Una puñalada mortal de necesidad a nuestra democracia. El fin del Pacto de la Transición. El adiós a lo que tanto costó. Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. El Frente Popular indultó al multiasesino Companys, president de la Generalitat, y a otros golpistas y luego pasó lo que pasó.