Opinión
Sánchez, ex presidente
«Lo mejor de que te nombren ministro es que, cuando cesas, serás ex ministro el resto de tu vida». Si no recuerdo mal, esta sentencia es una más de las pronunciadas por ese político que derrocha sentido común siempre, que es Jesús Posada, a la sazón ex gobernador civil, ex presidente de la Junta de Castilla y León, ex ministro por dos veces y ex presidente del Congreso de los Diputados. Si tomamos como buena la citada afirmación, Pedro Sánchez podría darse por satisfecho ya tras haber estado unos meses en La Moncloa, proceder a convocar elecciones y quizás pasar a ser ex presidente del Gobierno, algo que ya nadie le podrá discutir.
Sin embargo, no creo que «caiga esa breva». Las razones para que Sánchez siga erre que erre son varias, pero se pueden resumir en dos. La primera, que se muere por continuar en el poder y con mando en plaza y a este fin lo supedita todo. La segunda, más prosaica si se quiere, es que todavía no ha tenido tiempo suficiente de hacerse con una amplia agenda internacional, que incluya múltiples contactos de otros gobernantes, empresarios de postín y personajes poderosos a escala planetaria. A este objetivo se está dedicando Sánchez en cuerpo y alma, a tenor de los numerosos viajes al exterior que ha realizado en estos meses y los que pretende hacer en los próximos.
Porque el futuro de un ex presidente del Gobierno se mide por la cantidad y calidad de las relaciones forjadas durante su mandado. Y, en esto, Sánchez está comenzando, lo mismo que su gurú Ivan Redondo. Ambos necesitan más tiempo y más viajes.
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