Opinión

La California de Europa

Andalucía no es poca cosa. Mejor dicho, Andalucía y los andaluces son palabras mayores. La tierra de Séneca, Averroes, los hermanos Pinzón, Velázquez, Góngora, Cánovas, Bécquer, Falla, Picasso, Aleixandre, Juan Ramón Jiménez, Manolete, Alberti y un eterno etcétera no puede estar un minuto más a la cola en tantos parámetros básicos. Culpa que no corresponde, obviamente, a los andaluces sino a sus gobernantes. Un país, una región o una ciudad son lo que sus mandamases quieren que sea.

El PSOE nos vendía a mitad de los 80, cuando era un infalible rodillo democrático, que iba a convertir Andalucía en «la California de Europa». Condiciones naturales para ello no le faltaban: clima, materias primas, una ciudadanía con infinitas ganas de currar y salir adelante, unos crecimientos turísticos de dos dígitos anuales y una sociedad civil que intelectualmente nada tenía ni tiene que envidiar a las de las zonas más avanzadas del Viejo Continente.

Los socialistas se pasaron sus promesas por el arco del triunfo y optaron por subsidiar a buena parte de la población con dinero del contribuyente. Resultado: 36 años en el poder y victoria en 11 de las 11 elecciones autonómicas celebradas desde el año 82. El PER es sólo un botón de muestra del gigantesco escándalo que supone en términos democráticos esta política que nos aproxima más a la Venezuela de Chávez que al norte de Europa. Por no mentar los ERE o los cursos de formación que se concibieron más como mecanismo de latrocinio elefantiásico que como sistema de reinserción de aquéllos que se quedan en la cuneta del mercado laboral.

El resultado del resultado es atroz: el PIB andaluz es de 155.000 millones con 8,4 millones de habitantes frente a los 230.000 de Madrid con 6,5 millones y los 230.000 de Cataluña con 7,5 millones. Todas las comparaciones son odiosas pero algunas resultan escandalosas. Mismamente, la del paro. La última EPA refleja un 22,9% de desempleo frente al 14,7% de media nacional o el 11% de Madrid por poner otro ejemplo elocuente. Del paro juvenil ni hablamos: un 47%.

El gran reto de Moreno es perogrullesco: bajar los impuestos a saco, atraer capital internacional y transformar una autonomía subsidiada en una región competitiva en la que la Junta enseñe a sus conciudadanos a pescar en lugar de darles permanentemente peces para que les voten cada cuatro años. Treinta y seis años después Andalucía puede ser California. No nos falles, Juanma.