Opinión

La izquierda ampara al narcodictador

Me revuelve el estómago contemplar a gran parte de la izquierda europea relativizar cuando no directamente defender la figura de Maduro. Un narcodictador que ha asesinado a 500 manifestantes en los últimos tres años, que suma ya 1.200 presos políticos en el mismo periodo, que ha ejecutado a 8.200 personas extrajudicialmente, que tortura a todo el que disiente, que ha provocado el éxodo de tres millones de venezolanos que se morían de hambre, que es el capo del narcotráfico en Venezuela y que ha robado como si no hubiera un mañana. Es sencillamente repugnante contemplar a contertulios de tres al cuarto hablar de «golpe de Estado» contra Maduro cuando se trata de una revolución pacífica contra un sátrapa ilegítimo. Demasiado buena gente es la oposición democrática que, por cierto, es la que pone las víctimas mortales a diario. Yo hace tiempo que hubiera optado por tomar el Palacio de Miraflores por la fuerza para apresar y enviar a la Corte Penal Internacional de La Haya al gorila glotón. Entre tanto, contemplo con asco el comportamiento de la izquierda europea en general y de la española en particular y la inoperancia de una Unión Europea en la que hay tanta burocracia como nula influencia. Lo del Movimiento Cinco Estrellas es una de las pruebas del nueve de cuanto afirmo: la UE no reconoce a Juan Guaidó como el legítimo y legal presidente de la República de Venezuela porque los podemitas italianos dicen «no». Aquí en España Podemos no le va a la zaga repitiendo el mantra del «golpe de Estado» contra «el presidente democráticamente elegido, Nicolás Maduro». El primero de ellos, cómo no, Pablo Iglesias. Honrosa excepción ha sido Manuela Carmena que al «pan» le llamó «pan» y a la «dictadura horrorosa» de Maduro, «dictadura horrorosa». Lo de Iglesias es tristemente comprensible: él, Monedero y Verstrynge han percibido más de 7 millones del igualmente sanguinario Hugo Chávez «para extender el movimiento bolivariano en España». El que paga, manda. Lo que no tan de recibo resulta es el miedito de los teóricamente socialdemócratas del PSOE a reconocer al socialdemócrata Guaidó, algo que sólo hizo Sánchez tras ser reconvenido por Merkel y Macron. Eso sí, tras advertir que no quiere «un cambio de régimen». Vergüenza le debería dar a esa izquierda que se cree la quintaesencia de la democracia arrastrar los pies con este tirano de marca mayor. No hay dictaduras buenas o menos malas, todas son aborrecibles.