Opinión
Andalucía será toda España
La manifestación de ayer es un símbolo. Maravilloso símbolo. Que ahí quedará indeleble para siempre. Pero lo verdaderamente importante en la vida política son los movimientos tectónicos de la opinión pública, allá donde se juegan los partidos electorales cruciales. La calle es un nada desdeñable laboratorio, sobre todo, para poner las pilas a los indecisos, en resumidas cuentas, para movilizar a los que pueden pero no quieren por vagancia, porque llueve, porque se van a la playa, al campo, a la piscina o, simplemente, porque «como va a seguir Sánchez, para qué votar...».
A todos ellos hay que insistirles que cada sufragio será crucial en esta España partida guerracivilescamente en dos por culpa de un Zapatero que comenzó cargándose los consensos de la Transición y de un Sánchez que ha terminado rindiéndose a los golpistas catalanes, a los proetarras y a los bolivarianos podemitas en una cesión que deja reducida a la condición de juego de niños la de Chamberlain y Daladier en Múnich. Por muchas trolas que nos cuente el Centro de Investigaciones Socialistas, más conocido como CIS, las tendencias son las que son. Las encuestas de verdad, no ésas del CIS que constituyen un delito de malversación de caudales públicos continuado, dejan bien claro que las cosas están cambiando a velocidades supersónicas. El centroderecha y la derecha contarían en estos momentos con más del 50% de los votos en unas generales. A todo ello contribuyen dos factores. El primero la propia tontuna kamikaze del presidente del Gobierno, que está destrozando el PSOE con su apaciguamiento cómplice con los golpistas. Habrá más Andalucías...
Tiempo al tiempo. El nada desdeñable segundo matiz lo representa un inesperado giro de la historia que no lo es tanto si atendemos a la comparación con otros movimientos similares en el resto del mundo. Vox, al que el pensamiento único tilda goebbelsianamente de «extrema derecha», roba votos en la extrema izquierda y en la izquierda con ese mensaje transversal sobre la unidad de España, la inmigración ilegal y la dictadura de género. Andalucía no fue el final del principio de Sánchez sino el principio de su final. Su sepultura política se producirá el 26 de mayo, haya o no súperdomingo. Ahora sólo hace falta que el centroderecha y la derecha mantengamos la tensión para que nadie se vaya a la playa. El futuro de España, su existencia misma, se puede decidir por un puñado de papeletas.
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