Usted pagará mucho más

Atendiendo a las 110 medidas electorales presentadas ayer por Pedro Sánchez, uno estaría tentado a pensar que Zapatero ha regresado a La Moncloa. No en vano, el programa económico del nuevo PSOE sanchista calca las peores ideas apadrinadas por su antecesor socialista, el cual –no lo olvidemos– a punto estuvo de conducir a España a la bancarrota. A la postre, ¿cuál es el espíritu de esas promesas? Subirles exageradamente los impuestos a todos los ciudadanos para cebar el tamaño del sector público al tiempo que se estrangula regulatoriamente al sector privado. Parasitar masivamente la generación de riqueza mientras bloquea miopemente su generación. Y es que Sánchez dice querer equipararnos tributariamente con Europa aumentando la presión fiscal en 6 puntos del PIB, esto es, pretende castigar fiscalmente a los ciudadanos con un rejonazo fiscal de más de 65.000 millones de euros. En teoría, según nos ha informado el líder socialista, esta brutal estocada impositiva recaerá sobre las rentas altas y sobre las grandes empresas, pero semejante compromiso es pura ciencia ficción: primero porque en Europa las compañías no pagan más impuestos que en España (si acaso menos); segundo, porque el potencial recaudatorio de gravar con mayor saña a las rentas altas es muy reducido (el propio PSOE estimaba una recaudación inferior a 500 millones de euros por la subida del IRPF que se contemplaba en su proyecto fallido de presupuestos para 2019). ¿A quién le tocaría entonces pagar muchos más impuestos? Al conjunto de la ciudadanía, pues la parte sustancial de nuestro diferencial tributario con Europa se explica porque en el resto del Continente los impuestos indirectos son mucho más altos y abundantes que en nuestro país. Al respecto, por cierto, quienes también pueden echarse a temblar son los autónomos, dado que el PSOE ha reiterado que piensa obligarles a tributar por sus ingresos reales, lo que supondría un durísimo varapalo para 1,5 millones de autónomos. Por consiguiente, aunque Sánchez le diga que va a trasponer el modelo fiscal europeo haciendo pagar más a quienes más tienen, no se lo crea: quien pagará mucho más es usted. ¿Y para qué hacen falta tantos nuevos impuestos? Para incrementar el gasto público de manera masiva: Sánchez quiere crear un ingreso mínimo vital (en lugar de impulsar la mejora de la empleabilidad de los ciudadanos en paro, se los quiere convertir en clientes dependientes del Estado); incluir la atención bucodental en la sanidad pública (en lugar de decidir cuándo vamos al dentista y, por tanto, cuándo y cuánto pagamos a nuestro odontólogo, el PSOE quiere obligarnos a sufragar vía impuestos los servicios bucodentales que acaso no queramos recibir); instaurar la gratuidad de las primeras matrículas (una medida absolutamente regresiva, ya que se les pagará el 100% de la universidad incluso a estudiantes que proceden de familias acaudaladas); más obra pública en forma de «vivienda social» (que no solventará el problema de los altos precios de la vivienda y que beneficiará esencialmente a los empresarios que reciban el encargo de construirlas); y, sobre todo, revertir todos los recortes del sistema de pensiones (lo que condenará a la Seguridad Social a una explosión de gasto público cuyo coste recaerá sobre las espaldas de la generación actual de trabajadores). Más sangría fiscal para sufragar un mayor desparrame de gasto. Por desgracia, ésta no será la única losa que Sánchez quiere colocar sobre la economía: también amenaza con derogar la reforma laboral (volviendo nuestro mercado de trabajo mucho menos competitivo) y con intervenir alocadamente en nuestro mercado eléctrico (encareciendo todavía más el coste de la factura de la luz). Más impuestos, más gasto clientelar y más regulaciones asfixiantes: la receta perfecta para caer en un estancamiento secular.