Opinión
Podemos: crear parados para subsidiarlos
El programa económico de Podemos para las próximas elecciones generales puede resumirse de un modo muy sencillo: destruir las bases de la generación de riqueza dentro del sector privado y extender las redes clientelares del Estado hacia aquellos ciudadanos que se vuelvan menesterosos de su dadivosidad. Ése es, claro, el objetivo último del socialismo: socavar la independencia vital de los ciudadanos para convertirlos a todos en dependientes del poder político. Tan pronto como la subsistencia de una persona pasa a estar enteramente condicionada a las transferencias estatales –esto es, tan pronto como una persona deja de ser autosuficiente–, por fuerza se convertirá en un fanático militante de la prodigalidad del Estado. Y eso es justamente lo que busca Podemos: una sociedad cuya vida dependa, desde la cuna a la sepultura, del Estado y que, por tanto, se eche en brazos de partidos socialistas como Podemos.
No en vano, las dos medidas estrella contenidas en el programa de la formación morada son, por un lado, elevar el salario mínimo interprofesional hasta los 1.200 euros mensuales y, por otro, establecer una renta básica garantizada de 600 euros mensuales. Aunque a simple vista podría no parecerlo, ambas propuestas son fuertemente interdependientes.
Primero, un salario mínimo de 1.200 euros mensuales en catorce pagas –es decir, de 1.400 euros mensuales en doce pagas– supondría condenar al desempleo forzoso a millones de españoles. Más de un 25% de todos los trabajadores a jornada completa está actualmente percibiendo menos de esa suma, lo que significa que, de salir aprobado ese nuevo salario mínimo, muchos de ellos podrían terminar engrosando las listas de paro sin posibilidad alguna de reinserción laboral. Al cabo, toda aquella persona que sea incapaz de contribuir a generar unos ingresos superiores a 1.400 euros mensuales dentro de una empresa se volvería absolutamente inempleable.
Segundo, ¿qué hacer con aquellas masas de trabajadores que se han vuelto inempleables precisamente porque el Estado les prohíbe trabajar por menosde 1.400 euros mensuales (no otra cosa es el salario mínimo: una prohibición de trabajar por debajo del importe que marca la ley). Pues entregarles una renta básica de 600 euros mensuales para que subsistan merced a la beneficencia estatal. O expresado con otras palabras: Podemos busca colocarles una camisa de fuerza a millones de trabajadores para luego convertirlos en dependientes de las ayudas públicas. En lugar de favorecer que los parados encuentren empleo y de que los salarios crezcan merced a aumentos de la productividad, se prefiere el paro forzoso y el clientelismo estatal: en lugar de impulsar la autosuficiencia personal y la cooperación voluntaria para crear riqueza en el mercado, se apuesta por la dependencia y el parasitismo.
Por desgracia, no pensemos que ése es el modelo únicamente de Podemos. Es cierto que la extensión del estatismo a costa del mercado es una estrategia especialmente enconada entre los de Pablo Iglesias, pero el PSOE de Pedro Sánchez también avanza –aunque sea más lentamente– en la misma dirección. Así, la reciente subida del salario mínimo a 1.050 euros mensuales se ha combinado con, por ejemplo, la extensión del subsidio permanente de paro para los mayores de 52 años: «Por un lado les impido trabajar y, por otro, los subsidio hasta el fin de sus días».
El camino ha de ser otro: menores impuestos y menores regulaciones para potenciar la inversión empresarial y, a través de ella, lograr más empleo y mejores salarios. Ciudadanos que salen adelante gracias a su propio esfuerzo y que no son dependientes de las migajas que les entrega ningún político para capturar su voto. Todo lo contrario de lo que proponen PSOE y Podemos.
Mentir sobre las pensiones
Los políticos están acostumbrados a mentir y a manipular a los ciudadanos. Pero, en ocasiones, sus falsedades caen en el más grotesco ridículo. La semana pasada, Daniel Lacalle, el nuevo «gurú» económico del PP, criticó que el PSOE quisiera solucionar el déficit de la Seguridad Social subiendo impuestos, pues aquellos países que han optado por esa receta han terminado cercenándolas en un 20%, 30% o 40%. Frente a esta declaración, los líderes del PSOE y de Podemos se dedicaron a divulgar que Lacalle pretendía recortar las pensiones españolas hasta en un 40%. Y ni siquiera después de haberles mostrado cómo han tergiversado sus palabras, los máximos representantes de la izquierda patria se han dignado a rectificar y, mucho menos, a disculparse. La mentira como estrategia de supervivencia política.
Incumpliremos el déficit en 2019
España incumplió sus objetivos de déficit en el año 2018: en lugar de cerrar con un desequilibrio del 2,2% del PIB, lo hicimos con uno del 2,6%. En 2019, debemos minorarlo hasta el 1,3% del PIB, lo que evidentemente habría requerido de unos nuevos Presupuestos que contuvieran una mayor austeridad. El Gobierno socialista fue incapaz de impulsar unas nuevas cuentas, de modo que se prorrogaron automáticamente las de 2018, lo que de acuerdo con la AIReF condenará a nuestra economía a sufrir un déficit del 2% en 2019. Pero lo llamativo es que, de haber salido aprobados los presupuestos socialistas para 2019, el déficit se habría elevado hasta el 2,2% de acuerdo con la AIReF. Es decir, en lugar de contribuir a reducirlo, el PSOE sólo rema en la dirección de acrecentarlo.
¿Jornada laboral de cuatro días?
UGT aspira a que la jornada laboral se reduzca a sólo cuatro días de trabajo a la semana (esto es, a 32 horas cada siete días). El objetivo no es en sí mismo criticable: conforme nuestros estándares de vida aumenten gracias al capitalismo, seremos capaces de trabajar menos horas y de disfrutar de más tiempo libre. Así ha sucedido, de hecho, a lo largo de toda la historia. El problema, claro, es pretender imponer legislativamente esa reducción de la jornada laboral sin que antes haya aumentado la productividad: de hacerlo, o el salario de los españoles se vería reducido, en términos medios, en un 20% (en lugar de trabajar 40 horas, sólo trabajan 32) o, alternativamente, se dispararía el paro. Para conseguir jornadas laborales más cortas debemos conseguir antes una mayor productividad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar