Opinión

¡Claro que Irán financió a Podemos!

«Anda» por aquí, «Inda» por allá, «Inda» por acullá. «Okdiario» para desayunar, «Okdiario» para comer y «Okdiario» para cenar. La campaña de Pablo Iglesias se resume en tres palabras: Eduardo, Inda y Okdiario. Su patológica obsesión por un servidor le ha llevado a convertirme en el enemigo público número 1, en el remedio con el que, cree, dará la vuelta a unos sondeos que le pronostican un gatillazo electoral. Su tesis es que nosotros estábamos en una suerte de confabulación judeomasónica para acabar con su partido bolivariano. En la tarea de resucitar al muerto le ayudan, echando mano de todo tipo de patrañas, los medios podemitas que, dicho sea de paso, son unos cuantos: «Público», «El diario», «Infolibre», el «Huffington Post» y un interminable etcétera. Al punto que hay más periodistas del lado de la formación morada que de cualquier otro grupo político. El PP, que cuenta con casi el doble de diputados, o el PSOE, que gobierna y se metió en el petate 13 actas más, no tienen quien les escriba. O casi nadie. Por sacar la cara espuriamente a Podemos hay tortas. En la campaña participa por razones roldanescas un medio que es del que gobierna, sea el PP, el PSOE o el maestro armero. Me refiero, obviamente, a un «El País» que no dudaría en ponerse en primera posición de saludo si el presidente fuera Abascal. Ya se sabe: el que paga, manda. El primer tiro les ha salido por la culata: quien tenía la tarjeta del teléfono ¿robado? a la asesora de Iglesias era el hasta el viernes vicedircom de Pedro Sánchez, Alberto Pozas, que fue quien se la dio a Villarejo. Lo que nos venden como «¡¡¡el Watergate!!!» no era sino el hackeo del chat interno de la cúpula de Podemos en el que se soltaban paridas y frases machistoides que dejarían como un progresista a El Fary. Lo más interesante informativamente hablando es una repugnante frase para la historia del macho épsilon: «Azotaría a Mariló Montero hasta que sangrase». Los propagandistas intentan también desacreditar los incontrovertibles documentos firmados por Hugo Chávez en los que se regala 7 millones a Iglesias, Monedero y Verstrynge o ese informe Pisa que demuestra, con todo lujo de datos, cómo la dictadura iraní ha financiado los programas de TV de Iglesias. Ladran, luego cabalgamos. Y, además, las patas de nuestro caballo son infinitamente más largas que las del suyo.