Opinión

Eliminar sucesiones

Tal como prometieron durante la campaña, PP y Cs (con el apoyo de Vox) han eliminado el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones en Andalucía. O al menos lo han eliminado en gran medida: todas las transmisiones de propiedad inter vivos o mortis causa entre familiares directos (cónyuges, ascendientes y descendientes) pasarán a estar bonificadas al 99%, de modo que estas transmisiones reales se hallarán libres de cargas dentro de Andalucía. La región empieza a virar poco a poco de rumbo fiscal. La que durante décadas fue el emblema socialista de impuestos altos, parece que quiere emular a aquella autonomía que, dentro de España, se ha caracterizado por unas mejores prácticas tributarias, la Comunidad de Madrid. No en vano, ni siquiera en sus más confiscatorios años, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones proporcionó a la Junta una recaudación sustanciosa que permitiera justificar el enorme quebranto financiero que generaba entre sus contribuyentes: hasta 2017, este tributo extraía algo menos de 400 millones de los contribuyentes. Desde ese año, la regulación del tributo ya se había modificado muy apreciablemente después de que Cs hubiese presionado Susana Díaz para incorporar una exención de un millón de euros por heredero para las transmisiones patrimoniales entre familiares directos. O dicho de otro modo, en gran medida el tributo ya había desaparecido para la mayoría de los andaluces desde 2018. La nueva vuelta de tuerca del Ejecutivo de Moreno Bonilla, que incrementa el número de beneficiarios de la bonificación del 99%, tan sólo supondrá una merma recaudatoria de 40 millones adicionales; peccata minuta para acabar de facto con este tributo entre familiares directos. Y es que, también conviene aprovechar la buena noticia para recordar que el impuesto no se verá bonificado para los familiares de segundo o tercer grado, lo que incluye a hermanos, tíos o sobrinos. Sólo la Comunidad de Madrid ha extendido la bonificación del 99% a estos familiares que, evidentemente, también deberían contar con todo el derecho a recibir una herencia sin por ello ser saqueados vilmente por el Fisco español. Convendría abrir el debate sobre la necesidad de suprimir enteramente este gravamen también para los casos de transmisiones patrimoniales entre personas que no guarden parentesco entre sí. El cuidado de mayores sin familiares cercanos irá siendo desarrollado crecientemente por personas con las que no se guarde ninguna relación de parentesco y que podrían ser los beneficiarias de una sucesión testamentaria. No hay razón alguna para penalizar fiscalmente a esos individuos por el mero hecho de que no compartan lazo de consanguinidad con el causante. En suma, hay que avanzar progresivamente hacia el desmantelamiento de este impuesto y, aun cuando quepa aplaudir la reforma andaluza, no debemos dejar de recordar que este tributo todavía no se ha eliminado por entero. Pongámonos manos a la obra para conseguirlo.