Opinión

La centralidad es Pablo Casado

Dentro de una semana sabremos si España se ha ido al carajo o no. O, parafraseando a Mario Vargas Llosa, si se ha «jodido» la segunda nación más antigua de Europa. Mientras tanto, intentaremos que eso no suceda apelando a la responsabilidad de los españoles de bien para que ninguno se vaya a la playa o se quede en casa viendo una serie tumbado a la bartola. Tal y como advirtió esta misma semana el presidente Aznar en casa de los Fierro en Marbella, estas elecciones son las más importantes en 40 años de democracia.

Porque lo que está en juego es la Constitución, ergo, la mismísima democracia. No exagera Aznar cuando vaticina que si gobiernan Sánchez, los chavistas, los golpistas y los etarras se producirá un cambio de régimen. ¿Qué es, si no, el cantado indulto a los tejeros del siglo XXI pervirtiendo la separación de poderes, la más que probable celebración de un referéndum independentista, la alianza con los que asesinaron a 857 compatriotas, entre otros, 11 socialistas, y el intento de anexión de Navarra al País Vasco? Por no hablar del destrozo que, «as usual», provocarán los socialistas en una economía que precisa de al menos otros cuatro años de crecimiento y ajuste continuado para no caer en una sima aún mayor que la que nos regaló Zapatero. Votemos, pues, con la cabeza y con el bolsillo, dejando el corazón para cuestiones más evanescentes.

Cualquier opción constitucionalista es legítima: PP, Cs o ese tsunami de proporciones incalculables llamado Vox. Lo que no tengo tan claro es que sean igual de prácticas Ley D’Hondt en mano. La proporcionalidad puede ser la tormenta perfecta que acabe matando a la España constitucional. Aunque eso mismo decíamos en Andalucía y por primera vez en 36 años se conquistó la Junta, seguramente porque el mensaje contra la inmigración ilegal y a favor de la unidad de España de Vox robó voto a PSOE y Podemos. Más allá de cualquier otra consideración, lo único cierto es que Casado es la centralidad. Sólo él puede ser presidente. Si Rivera fuera el más votado de los tres, Abascal no respaldaría su investidura. Y si el macho alfa de Vox da el sorpassón a PP y Cs, Rivera no le otorgará su confianza así lo maten. Metan la papeleta que les dé la gana, pero no se vayan a la playa. Cada voto será un mundo el domingo.