Opinión

De ángel a demonio

La trastienda es otra. Aquí nadie renuncia al sueldazo y prebendas de eurodiputado para ir en un puesto secundario en Madrid. Varios dirigentes de Ciudadanos sospechan que Ángel Garrido será el candidato a la presidencia de la Comunidad madrileña en sustitución de Ignacio Aguado. Algo que permite el reglamento de la Asamblea autonómica, que puede elegir al aspirante de entre todos sus diputados sin obligación de que sea el número uno de la lista, y que Garrido habría pactado en secreto con Albert Rivera. Una jugada diabólica del líder naranja y una puñalada en toda regla al PP. Garrido quería vengarse a toda costa de Pablo Casado, de quien dice le ofreció ser el candidato popular horas antes de designar a Isabel Diaz Ayuso.

«Se ha portado como un desalmado», afirman en Génova trece. Pero en el entorno de Pablo Casado la reacción es más pragmática: «Un problema menos y un puesto más». Sea como fuere el PP madrileño es un polvorín, dónde algunos mudan de partido y otros aguantan como pueden. «La gente tiene que comer», advierten los tránsfugas emigrados. «La lealtad se mide en estos momentos», reconocen otros todavía desplazados pero en espera de los resultados finales. Lo cierto es que nadie se cree los motivos de Ángel Garrido, ni políticos ni personales, para irse a una formación de la que antes hablaba pestes sin que haya una buena tajada de por medio.

Dirigentes naranjas intuyen ese premio ofrecido por Rivera, que sería un bofetón de antología para el PP cuando haya que votarse al candidato a presidente en la Asamblea madrileña. En un conocido restaurante de la zona norte de la capital se ha visto en los últimos días mucho trasiego de caras conocidas, incluida la defenestrada presidenta Cristina Cifuentes. De confirmarse las sospechas, Garrido habrá culminado su venganza fría y maléfica. Como dice el refrán, de ángel a demonio.