Opinión

Las cuentas cuadrarán con más impuestos

El jarro de agua fría que ha vertido la Comisión Europea sobre el grado de (in)cumplimiento de los objetivos de déficit público por parte del Gobierno socialista no ha sido un varapalo menor. A la postre, ha puesto de manifiesto que el Ejecutivo o vive en una realidad paralela o que no nos está contando toda la verdad a los ciudadanos. Y es que el Ministerio de Economía pretendía rebajar nuestro desequilibrio presupuestario hasta el 1,1% del PIB a cierre de 2020 y Bruselas nos acaba de afear que será prácticamente el doble: a saber, el 2% del PIB. Salta a la vista que no se trata de una desviación menor que quepa achacar a discrepancias secundarias acerca de los métodos de cálculo, sino que constituye una rotunda enmienda a las cuentas públicas que nos ha querido vender el PSOE a todos los españoles para los próximos años. En sí mismo, ya supone una irresponsabilidad que nos despreocupemos de nuestro alto endeudamiento estatal –Bruselas estima que la deuda pública continuará por encima del 95% del PIB a finales del próximo curso– en medio de una coyuntura caracteriza por las fuertes incertidumbres acerca de la trayectoria del crecimiento económico global. Pero justamente por eso resulta harto dudoso que la Comisión Europea impulsada tras los comicios del próximo 26 de mayo vaya a consentir que nuestro país se despreocupe de su sostenibilidad financiera en medio de ese contexto internacional cada vez menos favorable. Y en tal caso, será inexorable que efectuemos nuevos ajustes. De hecho, uno sospecha que el Gobierno español y la Comisión Europea ya han conversado informalmente acerca de esos venideros ajustes futuros. No olvidemos que el Plan de Estabilidad remitido a Bruselas la semana pasada por el Ejecutivo contenía no sólo las consabidas subidas de impuestos «a los ricos» que la Comisión todavía no ha podido incorporar a sus estimaciones, sino que, sobre todo, pronosticaba un muy notable aumento de la recaudación en 2021 y 2022 que resultaba del todo inexplicable meramente a causa del crecimiento económico. Algunos, de hecho, nos tememos que ese Plan de Estabilidad asume tácitamente las intenciones del Gobierno de aumentar adicionalmente los impuestos en 20.000 millones de euros al conjunto de los españoles. De ninguna otra forma realista encajarían las cifras confeccionadas por el Ejecutivo. Así que ahí lo tienen: la Comisión nos recuerda que el desajuste financiero del sector público no se está corrigiendo al ritmo necesario; y el PSOE fía esa corrección futura a un aumento de la recaudación que es prácticamente inalcanzable sin un incremento tributario mucho mayor del anunciado hasta la fecha. ¿A dónde nos conduce todo ello? A que próximamente vivamos nuevos incrementos impositivos que contarán con el aval europeo y que se nos venderán como una imperiosa necesidad para mantener el Estado de Bienestar (que, en realidad, no termina siendo otra cosa que el bienestar del Estado). Si el PSOE se niega por dogmatismo ideológico a recortar el gasto, sólo quedará que nos suba a todos los impuestos.