Opinión
Héroes
Detuvieron en Francia a Josu Ternera. Hay fiesta en los hogares de la gente buena y un sí es no y viceversa entre los partidarios de enjabonar a los pistoleros. Las reacciones políticas han ido de lo decente a lo estrambótico. El PNV recordó que el proceso debe de cumplir con las garantías que establece el Estado de Derecho. Necesitas un rostro cuajado en una aleación muy dura para largar eso. Aunque tampoco sorprende tratándose del partido que acaudilló Xabier Arzalluz. Todavía mejor estuvo Jesús Eguiguren, ex presidente del PSE, que llamó al serial killer «héroe de la retirada». Eguiguren ha enterrado a compañeros. Conoce bien el martirologio sufrido por los militantes socialistas en el País Vasco. Una persecución y carnicería compartida con los igualmente bravos militantes del PP.
Un amigo me comentaba con tino en redes sociales que posiblemente se refería al hecho de que en algún momento, por causas más o menos nobles, más o menos infectas, el asesino acusado de crímenes de lesa humanidad apostó por la mal llamada paz. Bien. Le respondí y lo mantengo que todo lo que distingue a Josu Ternera de un asesino de niños enrolado en alguna putrefacta red de pederastia es, son, los ideales. La hez revolucionaria. Pueden intercambiarla, si así lo desean, por religiosa o identitaria. Los ideales, con frecuencia excesiva, sirven para disculpar los crímenes de un nutrido y variado grupo de augustos hijos de perra.
Digo Ternera y podría decir, no sé, Mohamed Atta. O Rudolf Höss. Con la diferencia de que un zumbado como Jeffrey Dahmer, aka el Canibal o Carnicero de Milwaukee, mataba en nombre de sus gónadas sexuales. Atta, Höss o Ternera lo hacían para salvarnos y redimir el mundo. Malditos sean ellos y sus malditas, nauseabundas utopías. Dejo para el final a a gente como la candidata de EH Bildu Bakartxo Ruiz, para quien la detención «nos retrae a imágenes del pasado que tenemos que superar». Imagino que se refiere a las imágenes de Ángel Alcaraz (17 años), Silvia Pino (7 años), Silvia Ballarín (6 años), Rocío Capilla (12 años), Miriam Barrera (3 años) y Esther Barrera (3 años), asesinados en la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza junto a José Pino, María Carmen Fernández,José Ballarín, Emilio Capilla y Mª Dolores Franco. Qué miedo y qué asco, los héroes. Qué enfermos morales los que les votan.
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