Opinión

Tanta paz lleves, Manuela

Carmena pasará a la historia como Manuela La Breve. Se las prometía muy felices hace cuatro años tras conquistar la Alcaldía de Madrid pese a haber perdido frente a una Esperanza Aguirre a la que desde el Ministerio de Montoro le hicieron la guerra más sucia que pueda haber filtrando datos de su declaración de la Renta. Consejos vendo que para mí no tengo: ahora se quejan del «pacto de perdedores [sic]» entre Almeida, Villacís y Ortega Smith.

Así de repugnantemente contradictoria es la izquierda. La antigua militante del SEU franquista salió anteayer en loor de multitud mediática. El izquierdista periodismo patrio la despidió como si de la mismísima Teresa de Calcuta se tratase. La liliputiense manifa que le organizaron los suyos a las puertas del faraónico Ayuntamiento gallardoniano se vendió como si fuera una marcha similar a la que se montó en Madrid en 1986 tras el óbito de El Viejo Profesor. No serían más de 300 almas pero escuchando a algunos comentaristas cualquiera podría concluir también que se trataba de una concentración clónica a las que montaba el dictador en esa Plaza de Oriente a la que volverá más pronto que tarde. Sin embargo, Madrid, el Madrid libre y liberal, el Madrid cosmopolita, respira aliviado.

Se acabó la persecución al vehículo privado. Se terminaron esos carriles bici por los que sólo circulaba un ciclista cada hora mientras miles de automovilistas se desesperaban al doblarse la duración de sus trayectos por el estrechamiento de la calzada. También pasa a mejor vida ese Madrid Central modelo URSS que ha arruinado o ha estado a punto de arruinar a miles de comercios, restaurantes y hotelitos en esas 400 hectáreas que Manuela La Breve convirtió en un gueto inaccesible. Fin al imperio de los okupas y demás gentuza piojosa y resurrección del derecho a la propiedad privada. Que, de momento, esto no es un país comunista.

Adiós a la barra libre de los manteros. Hasta nunca a ese acoso mafioso a los negocios de los barrios que no te han votado. Vuelta de la limpieza a unas calles que estaban hechas un estercolero. Y jaque mate a tipejos como ese Zapata que se mofó de los 6 millones de judíos asesinados en el Holocausto, de las niñas de Alcácer o de Irene Villa. Tanta paz lleves, Carmena, como descanso dejas. El problema lo tiene ahora Almeida: tendrá que hacer en cuatro años el trabajo de ocho.