Opinión
El dilema de Sánchez
En todo este lío de la investidura de Sánchez se nos olvida que España debe designar a su candidato/a a formar parte de la próxima Comisión Europea. La pregunta es quién será el ungido/a por la mano de Sánchez. De momento no hay respuesta y todo dependerá de lo que suceda en la Cumbre Europea que se celebra mañana y en la que continuará el mercadeo de altos cargos. El actual inquilino de La Moncloa se enfrenta a un dilema.
Si quiere que haya un español entre los puestos que designan los jefes de Estado y de Gobierno como prueba de la fuerza que tiene nuestro país, deberá conseguir uno de los siguientes: presidente/a de la Comisión Europea; presidente/a del Consejo Europeo; alto/a representante de la Unión para Asuntos Exteriores y de Política de Seguridad y presidente/a del Banco Central Europeo. La quinta pata es la presidencia de Parlamento Europeo, que eligen los eurodiputados, aunque los mandamases de los Estados miembros enreden por detrás.
El problema radica en que, si no hay españoles en ese quinteto, se podría decir que Sánchez ha fracasado. Y el dilema está en que, si Sánchez consigue para nuestro país la responsabilidad de la diplomacia europea, ese puesto tiene mucha visibilidad, pero escaso poder dentro de la Comisión. Hay quien prefiere para España una vicepresidencia y una comisaría de peso, como la de Asuntos Económicos o una que se cree para el cambio climático.
Pero estos últimos ya no son nombramientos colegiados de los jefes de Estado y de Gobierno. He ahí el dilema, del que dependen los candidatos españoles.
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