Opinión

Las víctimas no son los victimarios

No hacía falta que nos lo recalcara Arrimadas para concluir que lo ocurrido en el Orgullo Gay fue «una agresión fascista». No cabe otra denominación para un ataque en el que lanzas botellas, latas y hasta orines disparados con pistolas de agua a quien no piensa como tú. Sin olvidar que los dirigentes de Ciudadanos fueron acorralados y tuvieron que abandonar el acto protegidos por la Policía para evitar males mayores. Lo normal sería la condena política transversal de hechos que encajan perfectamente en lo que el Código Penal tipifica como delito de odio. Pues no. Partidos y comunicadores de izquierda han echado mano sin excepción del recurrente «sí, pero...». Vamos, que está muy mal arremeter contra el discrepante pero que también Ciudadanos ha dado pie no firmando el manifiesto del Día del Orgullo y «pactando con Vox [sic]».

Hay quienes, incluso, han llegado al extremo de responsabilizar de los hechos al partido de Albert Rivera por osar acudir a la marcha. De locos. Que yo sepa el Día del Orgullo Gay no es de nadie porque es de todos. Lo de criminalizarles por pactar con Vox es un embuste más de la retroprogresía patria. Cada vez que Arrimadas, Villacís, Reyes y cía van al 8-M sucede lo mismo: les cercan, les intentan agredir y les obsequian con toda suerte de proyectiles invitándoles a poner pies en polvorosa. Ha pasado este año, cuando ya habían acordado el Gobierno de Andalucía, pero también el anterior, cuando Vox ni estaba, ni se le esperaba.

Pero hay algo tan o más fascista que es presentar a las víctimas como victimarios echándoles en cara lo sucedido. Purito estalinismo. Creíamos que lo habíamos visto todo en esta vil campaña de demonización de Ciudadanos pero estábamos equivocados. El sumun llegó de la mano de ese instrumento de manipulación gubernamental que es «El País». Los hasta el 2 de junio de 2018 sorayistas de pro y desde entonces sanchistas irredentos sirvieron de correa de transmisión de un informe policial fake en el que se viene a acusar a las víctimas de inventarse la agresión. Cuando en las imágenes se observa cómo les tiran de todo y por su orden y cómo han de recurrir a la Policía para poder contarlo. En fin, malos tiempos para el pensamiento libre y magníficos para el sectarismo. La verdad es lo de menos, lo de más es eliminar como sea a la España liberal.